El deshielo de la Antártida es tres veces mayor que hace una década
Un estudio muestra que el derretimiento de las capas de hielo del continente austral ha acelerado desde 2007, lo que contribuye a su vez a un aumento en los niveles del mar.
Entre el 60 y el 90 por ciento del agua dulce del planeta está congelada en capas de hielo en la Antártida, continente del tamaño aproximado de Estados Unidos y México juntos. Si todo ese hielo se derritiera, sería suficiente para elevar los niveles del mar en el mundo unos sesenta metros.
Aunque eso no ocurrirá de la noche a la mañana, la Antártida sí se está derritiendo y un estudio publicado el 13 de junio en la revista Naturemuestra que ese deshielo se acelera.
El ritmo de ese derretimiento de las capas de hielo se ha triplicado desde 2007, según los últimos datos disponibles. Los científicos afirman que la tasa de deshielo es tal que implicará un alza de quince centímetros en los niveles del mar para 2100. Ese es el límite máximo de lo que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático ya ha estimado que la Antártida, por sí sola, podría contribuir durante este siglo al incremento del nivel del mar.
“En los alrededores de Brooklyn hay inundaciones una vez al año aproximadamente, pero si se eleva el nivel del mar en quince centímetros, entonces ocurrirán veinte veces al año”, dijo Andrew Shepherd, profesor de Observación Terrestre en la Universidad de Leeds y el autor principal del estudio.
Incluso en condiciones normales, el paisaje de la Antártida cambia constantemente conforme los icebergs se separan, la nieve cae y el hielo se derrite en la superficie, lo que forma agujeros en los glaciares conocidos como molinos. Sin embargo, lo que preocupa a los científicos es el equilibrio de cuánta nieve y hielo se acumulan en un año determinado contra la cantidad que se pierde.
Entre 1992 y 2017, la Antártida perdió tres billones de toneladas de hielo. Eso ya causó un incremento en el nivel de los océanos de 8 milímetros; el 40 por ciento de ese aumento se produjo durante los últimos cinco años del periodo estudiado, desde 2012 hasta 2017.
La Antártida no es el único contribuyente al alza en el nivel de los océanos; Groenlandia perdió un estimado de un billón de toneladas de hielo entre 2011 y 2014. Y conforme el océano se calienta, sus aguas se expanden y ocupan más espacio, lo que también eleva el nivel del mar.
El hielo derretido y las aguas que se calientan han sido causadas principalmente por las emisiones humanas de gases de efecto invernadero.
El nuevo estudio también ayuda a despejar algo la incertidumbre respecto a diferencias regionales en el continente antártico. Desde hace tiempo hay deshielo en Antártida occidental y la península Antártica, la cual se extiende hacia Sudamérica. Sin embargo, en Antártida oriental el panorama es más confuso, pues la capa de hielo ha ganado masa en algunos años y la ha perdido en otros.
Esto la ha vuelto centro de atención de quienes niegan la ciencia del calentamiento global. “Gran parte de la discusión ha sido impulsada por partes, que no están tan interesadas en lidiar con el cambio climático, que aseguran que la capa de hielo de la Antártida oriental está ganando masa, y por ello no tenemos que preocuparnos”, dijo Michele Koppes, experta en glaciares en la Universidad de Columbia Británica que no estuvo involucrada en el estudio.
La Antártida oriental, que representa dos tercios del continente, es una región remota de un continente de por sí remoto, y los datos son escasos porque hay menos estaciones de medición, dijo Koppes. Los investigadores deben tomar una cantidad pequeña de datos y extrapolarla para un área del tamaño de Estados Unidos, lo que puede hacer menos preciso el análisis.
Para solucionar esos problemas en este estudio, más de ochenta investigadores de todo el mundo recopilaron datos de alrededor de una decena de mediciones satelitales que datan hasta principios de la década de los noventa. “Encontramos que al combinar todas las mediciones disponibles podemos resolver los problemas que presentan las técnicas de manera individual”, dijo Shepherd.
Los investigadores concluyeron que los cambios con mayor masa en la Antártida oriental no son suficientes para compensar la rápida pérdida observada en la Antártida occidental y la península Antártica.
Shepherd y su equipo realizaron cálculos similares hace cinco años, para lo que usaron veinte años de datos, pero no pudieron decir mucho, excepto que la Antártida parecía estar perdiendo masa a un ritmo constante. En este nuevo estudio descubrieron una vez más la aceleración en el ritmo de la pérdida de hielo, en esta ocasión con cinco años adicionales de datos.
“Ahora que volvemos a observar, nos damos cuenta de fshephque la señal es muy diferente a lo que habíamos visto antes”, dijo Shepherd. El ritmo del incremento en el nivel de los océanos debido a la pérdida de hielo en la Antártida se ha triplicado tan solo desde 2012, dijo.
Avances en los satélites de observación terrestre han permitido a los científicos entender mejor las regiones polares. Muchos investigadores pensaban que estas añadirían hielo conforme el clima se calienta, porque las temperaturas más cálidas llevan a mayor humedad en la atmósfera y eso conduce a más lluvia, por lo que supusieron que habría más nieve en los polos. La observación directa por medio de satélites cambió completamente ese punto de vista.
“Dependemos de las mediciones satelitales no solo para indicarnos como responden las capas de hielo, sino también para hacer esos cálculos a la contribución del nivel del mar”, dijo Shepherd.
Las observaciones por satélite también muestran qué causa la pérdida de hielo en la Antártida. “Este estudio demuestra que estamos realmente perdiendo más masa a lo largo de los bordes de la capa de hielo, donde esta tiene contacto con el océano, y que los océanos más calientes están derritiendo el hielo”, dijo Koppes. “Están derritiendo el hielo a un ritmo que por mucho excede cualquier cosa que cambiaría en el aire, y estas son las fuerzas que no puedes revertir fácilmente”.
Por Kendra Pierre-Louis, reportera del equipo climático del New York Times desde 2017.
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