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La navegante brasileña se convirtió en la mujer más joven (y la primera latina) del mundo en cruzar la ruta que va desde Groenlandia hasta Alaska.
22 de octubre de 2025. La navegante Tamara Klink se desafió a sí misma una vez más en una nueva travesía que completó el 21 de septiembre de 2025: a los 28 años, realizó la travesía en solitario del Paso del Noroeste del Ártico (desde Groenlandia hasta Alaska, en Estados Unidos), navegando 6500 km en una ruta que une los océanos Atlántico y Pacífico a través del Ártico. De este modo, se convirtió en la primera mujer latinoamericana y la más joven del mundo en realizar este viaje en solitario.
Tamara ya ha realizado otras expediciones en solitario en lugares muy desafiantes. Su primera travesía fue a bordo de su pequeño velero, el “Sardinha”, entre 2020 y 2021, cuando cruzó el océano Atlántico en solitario navegando desde Noruega hasta Brasil. En 2023, cruzó el Atlántico en solitario hasta el Círculo Polar Ártico, desde Francia hasta Groenlandia. Entre 2023 y 2024 pasó el invierno en el Ártico, también en solitario, viviendo ocho meses de invierno polar con el barco atrapado en el mar helado de Groenlandia.

¿Qué es el Paso del Noroeste, por donde navegó Tamara Klink?
El Paso del Noroeste es una ruta muy buscada desde el siglo XVI y que, históricamente, era muy complicada de navegar y poco práctica comercialmente debido a la enorme cantidad de hielo presente en ella. Se extiende desde Groenlandia hasta el estado norteamericano de Alaska.
“El Paso del Noroeste ha cambiado mucho a lo largo del tiempo, antes era posible realizar esta travesía caminando por el mar helado. Después, solo los grandes barcos con rompehielos se aventuraban en viajes muy difíciles. Hoy, con el calentamiento global y la reducción del hielo marino, he podido realizar este viaje con un pequeño velero. Un ejemplo real de este gran cambio en el planeta”, afirma Tamara.
Así fue el viaje de Tamara Klink por el Paso del Noroeste
“Primero navegué (5.000 km) desde Francia hasta Groenlandia, pasé el invierno allí y entonces navegué hacia Alaska”, relata esta mujer de 28 años en una entrevista con la AFP en Rio de Janeiro.

A finales de julio zarpó del puerto de Aasiaat, en Groenlandia, para iniciar su travesía en solitario por el mar Ártico hacia Alaska. En su pequeño velero de acero de solo 10 metros, navegó por el laberinto de aguas heladas y icebergs, desde lugares (y paradas en pueblos) que ya conocía de su anterior viaje a Groenlandia hacia paisajes inhóspitos y nuevos para ella.
Durmiendo en algunos tramos del camino solo en ciclos de 20 minutos, sin agua corriente ni ducha, las dificultades y la soledad fortalecieron a Tamara para seguir enfrentándose a fuertes corrientes marítimas, el deshielo de grandes icebergs y peligrosas tormentas. Además, por supuesto, del peligro de la proximidad de animales, como un oso polar.

“Seguir viva era más difícil que morir, porque si me quedaba sin abrigo me congelaba, si caía al agua, me congelaba… Y aun así me sentía muy feliz de estar ahí, muy agradecida por todo, por cada vaso de agua”, relata Tamara en diálogo con National Geographic.
El cambio climático en 120 años
Klink comparó sus propias observaciones con los relatos de Roald Amundsen, observando la drástica reducción del hielo y los cambios en el paisaje. Un paso exacto relatado por Amundsen en su libro North West Passage (Pasaje del Noroeste), de 1909, fue el lugar que más emocionó a Tamara durante el viaje:
“Completé este tramo exactamente el mismo día que él, el 5 de agosto, ¡pero con una diferencia de 120 años!. Él en 1905 y yo en 2025, y mientras navegaba, iba leyendo y encontrando los lugares que él describía, observando al mismo tiempo lo mucho que ha cambiado el paisaje, lo diferente que es…”, cuenta a NatGeo. “Lugares que él decía que estaban completamente congelados, nevados por todas partes, difíciles de atravesar, yo los navegaba tranquilamente, porque hoy ya no existe todo ese hielo, sino mar”.

Los efectos del cambio climático en el Ártico
El viaje que Tamara realizó en los últimos meses en un pequeño velero no hubiera sido posible hace unas décadas. Tamara mencionó que solo el 9 % de su ruta tenía hielo marino, a diferencia de hace unos 30 años, cuando se necesitaban rompehielos.
También observó la drástica reducción del hielo marino al comparar fotos satelitales de los últimos 10 a 20 años con la situación actual.
“Animales como las ballenas y las águilas están cambiando sus patrones migratorios, permaneciendo más tiempo en el Ártico o anidando antes, y los osos polares están perdiendo su hábitat de hielo, lo que los acerca a las poblaciones humanas”, agrega.
Según la navegante, los osos polares aparecen cada vez más cerca de los pueblos, ya que además de perder espacio de hielo, también pierden fuentes de alimento.

Ahora, la joven navegante tiene la intención de asistir a la COP30, que se celebrará en noviembre en Belém, en Pará, Brasil, con la esperanza de que se tomen buenas resoluciones. Y entre sus planes futuros más inmediatos está la finalización de dos libros que ya están en marcha, uno sobre el invierno en el Ártico y otro sobre el Paso del Noroeste, ambos con lanzamiento previsto para 2026.
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