Anfibios y mamíferos comparten mecanismos cerebrales para orientarse en el espacio.
El estudio liderado por científicos argentinos aporta conocimientos para comprender la evolución de los sistemas cognitivos en los vertebrados
Agencia CYTA-Fundación Leloir/DICYT La varita mágica que transforma un sapo en un príncipe no tendría que preocuparse por modificar todo lo de adentro. Un estudio liderado por científicos argentinos reveló que, tal como lo hace cualquier mamífero, los sapos utilizan su hipocampo (región cerebral relacionada con la memoria) para orientarse y desplazarse en el espacio.
“Aun teniendo un hipocampo estructuralmente más simple, los sapos también parecen utilizarlo para la navegación espacial”, indicó la bióloga argentina María Inés Sotelo, investigadora del Departamento de Psicología, Literatura, Ciencia y Arte (LSA) de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, Estados Unidos.
Sotelo, graduada en la UBA, agregó que la investigación aporta conocimientos para comprender la evolución de los sistemas cognitivos en los vertebrados.
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Para llegar a sus hallazgos, Sotelo se unió a Ruben Muzio, investigador del CONICET en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME), en Buenos Aires, y Verner Bingman, de la Universidad de Bowling Green State, en Ohio, Estados Unidos. Sotelo, Muzio y Bingman entrenaron a los llamados “sapos argentinos” o “sapos grandes” (Rhinella arenarum) para que pudieran encontrar una recompensa en el espacio utilizando el canto de otro sapo para orientarse.
El estudio, publicado en ‘Brain, Behavior and Evolution’, demostró que los animales pudieron aprender tanto a ir hacia el sonido como a alejarse de él para encontrar su recompensa. “El poder acercarse o alejarse de la fuente de sonido podría implicar una utilización más ‘global’ de esa clave auditiva”, indicó Sotelo.
Los autores del estudio realizaron un análisis de la actividad cerebral asociada a la búsqueda de la recompensa y observaron una participación de las mismas áreas que también están involucradas en la navegación de los mamíferos: la hipocampal, septal medial y la amígdala central, esta última vinculada al procesamiento del canto en anfibios.
Sotelo destacó que la investigación además muestra que, entre los anfibios, el canto no solo se usa con fines de comunicación, sino que también “puede ser utilizado como una fuente de información espacial global”.
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