Un dibujante multifacético
Por Pablo Crespo para Revista Aire Libre
Sus dibujos reflejan las vivencias de un tirador deportivo, de un hombre de campo y de un eximio jinete, bajo una visión picaresca y nostálgica, que nos induce a sonreír a veces y a meditar otras.
Escribir sobre Jorge Torrecilla, no es tarea fácil. Por donde comenzar? Que decir de él? Tal vez hablar sobre el excelente tirador deportivo o… el eximio jinete? Del instructor, del hacedor de campeones o del artista?
Para colmo de males – los míos – se me entremezclan los sentimientos y la admiración hacia el amigo, con la auto impuesta obligación de no exagerar mis alabanzas.
Comencemos… Jorge es – sobre todas las cosas – un cronista. Si tomamos la definición de que Cronista es el que relata y recopila hechos que ha presenciado, veremos que gracias a su increíble habilidad con un lápiz y su aguda observación, nos muestra partes de sus vivencias como hombre de campo, cazador y tirador deportivo.
Para aquellos que no lo conocen en persona, debo aclararles que la mayoría de sus dibujos son autorretratos, en los cuales se dibuja con la imagen que mejor le sienta: la de un gaucho. Por que en definitiva… eso es lo que es.
Mi relación con Torrecilla viene desde hace años, en los cuales competíamos en las pedanas. Luego se convirtió en el ilustrador de las historias escritas por mi alter ego, Heriberto Le Matt, con tal maestría que en muchas oportunidades su dibujo superaba al relato.
Heriberto no es el único que obtuvo la deferencia de contar con sus ilustraciones, ya que sus dibujos forman parte también de uno de los libros del maestro Abel Domenech.
En el tiro deportivo tuvo una muy destacada actuación, volcando posteriormente su experiencia a la instrucción. Bajo su dirección surgió uno de los tiradores – Fernández Braco – con el más vertiginoso ascenso en distintas disciplinas que uno haya visto. Obtuvo varios títulos nacionales en forma continua y en muy poco tiempo, hasta que lamentablemente un accidente con el avión que él mismo piloteaba, puso fin a la vida del promisorio deportista.
Una anécdota que lo pinta de cuerpo entero a Torrecilla, es lo que aconteció durante un importante evento de tiro por él organizado, en el Tiro Federal de Lincoln.
Jorge – por esa época – se había entusiasmado con la disciplina “FBI”, en la que hay que efectuar cinco disparos en cuatro segundos sobre un blanco a quince metros. Se lleva el arma enfundada en la cintura – revólveres .38 Special de dos pulgadas o .357 Magnum de dos y media -, y a la señal audible se desenfunda y dispara.
Para mantenerse en “estado”, entrenaba en su campo – “Los Principios” – de Los Toldos, Provincia de Buenos Aires. Colocaba un blanco fuera de un galpón, y él disparaba desde adentro de la construcción. Pero… antes cerraba los portones dejando una rendija de pocos centímetros, por la que debían pasar sus disparos para llegar al cartón.
Cuando se disputaba algún torneo de la especialidad en el Tiro Federal Argentino de Buenos Aires, llegaba y nos sorprendía a todos por su habilidad y precisión.
En aquella oportunidad en Lincoln, concurrimos tiradores de varios puntos del país. Se disputaron torneos en varias disciplinas, inclusive Tiro FBI.
Estábamos los participantes, sin perder detalle de las tiradas de Jorge Torrecilla. Cada vez que desenfundaba su Smith & Wesson 686, el revólver se mantenía inmóvil entre sus grandes manos, como apretado en una morsa. La puntuación era perfecta.
Llegó la última serie de cinco disparos, de puntuar Jorge era el indiscutido ganador. Sonó la señal, el blanco se puso de frente, tronaron cinco disparos de .357 Magnum y…. no lo podíamos creer, no había impactos.
Me acerque a él mientras guardaba su arma en el estuche y le pregunte: Que pasó? Empuñé mal, fue su respuesta. Lo que nadie – incluido yo – creyó.
Seguramente prefirió que el trofeo se lo llevase un tirador invitado, y no el anfitrión organizador. Cuando lea esto, lo va a negar y seguirá insistiendo que… empuñó mal.
Relatar sus vivencias y experiencia excede cualquier espacio. Tal vez se podría hablar de cuando estuvo con Bill Jordan en Camp Perry, o cuando montó los caballos Lipizzanos. Pero si hay una forma de conocer a Jorge Torrecilla, es a través de sus dibujos. Aquí hay una pequeña muestra de ellos. Disfrútenlos.
UN AMOR NO CORRESPONDIDO
(un puema del Heriberto)
Radiante y brillante estabas
entre cien de tus congéneres.
Esperando muy paciente
que mis manos te tomaran.
Presentí por un instante
que mi vida cambiarías,
brindándome la alegría
que tanto yo… precisaba!!
Algo me atrajo de vos…
La perfección de tus líneas?
O eran simples fantasías
que mi mente imaginaba?
El contacto con mi piel
despejaba cualquier duda.
Tersa, linda, suave y pura
Virginal! Con luz dorada.
(Realmente… ya te amaba)
Y muy pronto vida mía
durante el fin de semana
concretaremos lo nuestro
allá… por General Acha!
Pero… Triste mi destino!
pues pérfida resultaste.
Me engrupiste con tus brillos
y al final bien que fallaste!
Un sonoro “click” marcó
el final de este romance
El ciervo? Se me escapó!
Yo confié que eras factory!
Y ahora desengañado,
con la cara por el suelo,
regresaré a mis recargas
a ver si encuentro consuelo.
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