La tigresa del río.
La quíntuple campeona mundial de boxeo cambió el boxeo por la política dando un vuelco de 180 grados a su vida. Pero hay algo que no abandonará jamás: su pasión por la pesca. Y como no podía ser de otro modo: en el ring del Paraná le da pelea a un rival de jerarquía: el dorado “Tigre de los Ríos”. Entrevista de Wilmar Merino
“Gané cinco títulos mundiales de boxeo diferentes y de cada uno hice varias defensas… la mitad de mi carrera de boxeadora profesional fueron con peleas mundialistas. Pero después de cada choque importante, o cada vez que encontraba un tiempo libre sin entrenar, me iba a pescar” cuenta Marcela Acuña, popularmente conocida como “La Tigresa” por su fiereza a la hora de subirse a un cuadrilátero. Y competitiva como es por naturaleza, a la hora de disfrutar su segunda pasión, también supo elegir un rival de fuste: el dorado. No casualmente llamado “Tigre de los ríos” por su bravura en combate.
Así las cosas, Tigresa y Tigres se han enfrentado bastante seguido. Desde que la formoseña era una niña, acompañando a su padre en su ciudad natal, hasta el presente donde el “ring” de la pelea se traslada al Río Uruguay. “Concordia es mi pesquero favorito”, dispara quien ha dejado los guantes en agosto del año pasado para seguir la pelea en otro ámbito, acaso más riesgoso y cruel: el de la política, arena donde se lanzó como candidata a intendente por el partido bonaerense 3 de Febrero.
“De chica me iba a pescar con mi papá, Bernabé, ya fallecido, a quien le gustaba mucho la actividad. Ibamos también con mi hermano Guillermo. En Formosa íbamos a pesar al río Paraguay, y la pasión por la pesca nació allí, de acompañarlos a ellos. Y después, cuando fui creciendo, mi marido, Ramón Chaparro, me empezó a llevar a pescar. Mi hijo menor, Josué (20), también heredó esta pasión así que ahora vamos juntos. Mi hijo mayor, Maximiliano (22), acompaña, pero no le gusta tanto.
-¿Cómo eran aquellas pescas con tu padre en Formosa?
-En ese entonces había surubíes, dorados… te hablo de hace años. Lo que yo siempre pescaba eran bagres. Usábamos carnada natural, morenitas, lombrices. También mi papá preparaba una masa y pescaba bogas y el pacú, que es riquísimo, pero eran más raros. Lo más lindo de pescar era el surubí y dorado.
-¿Hacían pesca con devolución o los comían?
-Los comíamos. Lo cocinaba mi vieja o mi viejo, a la parrilla. Ahora salgo a pescar con mis hijos. El mayor no se prende tanto, pero nos acompaña. Está para los mates (“siempre fríos, nosotros lo tomamos así”, aclara) nos ayuda, pero no suele agarrar la caña. Pero el menor si viene y le gusta mucho. Podemos estar horas y horas esperando por esa gran presa. Siempre vamos a pescar dorados con mi marido y mis hijos en Concordia. De hecho recientemente había hecho planes para volver en un fin de semana largo pero no pude porque mi guía Charly ya tenía repleto de clientes todos los días. Ahí sí, cuando pescamos uno de menos de cinco kilos, el propio guía nos pide que lo devolvamos. Eso lo hacen muchos guías del río Uruguay: si el dorado o el surubí tienen menos de cinco kilos lo devolvemos al río. Y eso es una buena iniciativa de los guías. Hay que cuidar.
Ramón, su marido, quien fuera su mánager y entrenador en tiempos de la Marcela boxeadora, se prende a la charla y cuenta una anécdota: “Una de las últimas veces que fuimos a Concordia se me prendió un dorado grande, tendría unos 12 kilos. Yo no lo podía dominar, me dio miedo de perderlo… ¡Y le paseé la caña a ella para que lo saque!”. Y Marcela, una vez más, volvió a ganar por nocaut. Volvemos a la charla con la campeona.
-¿En qué ponés la cabeza cuando estas pescando?.
– Sólo pienso en pescar. Buscamos la hora de la tardecita y salimos a sacar surubíes o dorados. Es emocionante, son peces bastante grandes los que salen en Concordia. Cuando enganchás uno, te tiembla la caña. Toda la situación es de una relajación total: te olvidás del mundo. El es río, la pesca y nosotros.
– ¿Y cuando no hay pique que pasa?
– Cuando no hay pique una se pone a disfrutar de la naturaleza de nuestro país, del paisaje. La provincia de Entre Ríos es el lugar donde más cerca estoy de Buenos Aires.
-Además de Formosa y Entre Ríos ¿Tuviste oportunidad de pescar en otros lugares como el mar?.
-La verdad que no, siempre llamo a mi guía Charly y voy para Concordia. Como te dije, de chica pescaba en Formosa, en el Paraguay o el Bermejo. Nos han invitado a ir a Paso de la Patria, Corrientes, pero nos queda lejos y a veces no podemos por la distancia. También me han invitado para ir al mar, pero no me llama la atención todavía. Y tengo miedo de marearme. Igual me han dicho los que van al mar que después siempre quieren volver, así que vamos a probar. Hace poco fui a hacer una clínica de boxeo y nos invitaron a ver pescar en el Lago Argentino. Sacaban truchas, con mosca, pero yo no sé pescar así, nunca pesqué ni con señuelos ni con moscas. Es que desde chica empecé a pescar en el rio.
Contame alguna anécdota en relación a la pesca…
Te cuento una que vale para todas: yo no encarno nada, no me gusta, dejo que todo lo hagan mi hijo, mi marido, el guía y, antes, mi papá. No me gusta encarnar (sonríe).
-¿Cuál es el beneficio terapéutico que le encontrás a esta actividad?
– Siempre los fines de semana o después de una pelea, cuando todavía me faltaba mucho tiempo para llegar a la otra, nos hacíamos una escapadita a pescar. Es fundamental relajarse, para mí la pesca es relajación, olvidarme del mundo en que vivimos, de la vorágine a la que estamos sometidos los deportistas, con un entrenamiento muy duro. La pesca te sirve para cagar las energías. Es así, porque hay veces que uno todos los días tiene sus obligaciones y en la pesca mas allá de que uno está relajado tiene un tiempo para compartir en familia esta pasión. La pesca nos reúne, hablamos de cosas que en la semana o el mes no lo pudimos hacer. Porque las actividades separan a la familia. En cambio, al estar pescando, sin otra actividad en el medio, hacemos muy buenas charlas de familia.
-Por último, te pedimos un deseo en relación a la pesca.
-En años anteriores había más especies, había más pique. Hoy cuesta mucho conseguir una buena pieza. Hay que cuidar más los peces, devolver los chicos para que sigan habiendo buenas piezas en el futuro.
Ahora en el ring de la política
“Uno de los hobbys que tengo para poder relajarme es la pesca, a pesar de que mi vida es vivir a mil durante todo el día. Y esto tanto ahora que estoy en política como cuando estaba en el deporte”, dice la Tigresa Acuña, que ahora dará pelea en el ring de la política.
-¿Cómo se dio ese cambio?. Porque vos todavía podrías seguir boxeando…
-Es cierto, podría seguir boxeando, pero dejé en agosto del año pasado. Obtuve cinco títulos mundiales y los defendí a todos. Casi la mitad de mi carrera la hice por mis títulos mundiales. Me retiré y dí un vuelco en mi carrera de 180 grados: abandoné el boxeo, por la política. Decidí postularme como intendente de 3 de Febrero y nadie en el boxeo esperaba este cambio. Estoy trabajando en el espacio del Frente Renovador.
– Siempre le reclamamos a los políticos la no inclusión de temas vinculados a la preservación de la naturaleza en sus plataformas. ¿Vos que propondrías al respecto?
– La verdad el tema de naturaleza no lo tengo, pero la situación hidráulica sí. Yo en lo que respecta a mi partido trataría de entubar el río Morón, que cruza varias localidades, como Morón, 3 de Febrero y San Martín, llevando mucha contaminación.
-Entubar no es sanear…
-Es difícil el saneamiento porque atraviesa el Ceamse. Otra cuestión ecológica que hay que hacer es que el compactado de la basura sea más eficiente.
-¿Sabés que te van a pegar no?
-No hay problema, nunca le tuve miedo a los golpes.
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