Cazador de white tales y medallas.
Por Cosme Trapazzo para INFO AICACYP 38 – Diciembre 2010. El referente de la generación dorada se dedicó toda su vida a la pesca hasta que hace unos años descubrió la caza. Hoy, hasta es capaz de salir con arco y flecha, con 15 grados bajo cero, en busca de ciervos de cola blanca. “Lo único que se compara al amor que le tengo a la caza y a la pesca, es el básquet”, subraya el Chapu.
Después de la tristeza por haber quedado al margen del último mundial de básquet, en el que la Argentina consiguió un meritorio quinto puesto, Andrés “Chapu” Nocioni tiene por objetivo principal jugar los Juegos Olímpicos en Londres 2012 y conseguir otra medalla, como la que se colgó en Atenas 2004. Con el tesón que lo caracteriza, uno de los jugadores insignia de la llamada “generación dorada” suele poner el mismo empeño con el que defiende la camiseta celeste y blanca en su gran hobby de los últimos años: la caza.
Sí, este hombre de la provincia de Santa Fe, que nació con una caña en la mano (“yo le pedía a mi papá que me llevara a pescar”) y que durante buena parte de su vida se la ha pasado pescando, hace algunos años que se dedica con pasión a la caza en todas sus formas, en todos los climas y en cualquier momento del año, siempre y cuando el apretado calendario de jugador de la NBA se lo permita.
“Lo de la cacería viene de hace 5 o 6 años atrás, cuando un amigo mío me invitó; y fui a probar”, rememora en diálogo con el Info Aicacyp. “Y desde que probé la cacería, tengo una pasión increíble, a tal punto que todos los días estoy mirando para arriba, para ver cómo está la luna, porque soy medio fanático”, reconoce. “La pesca la he dejado relegada porque he pescado muchísimo más en mi vida que lo que he cazado, y la caza ahora es todo un mundo nuevo”, aclara.
“Igual, este año, apenas llegué en abril me fui a San Blas, medio fuera de temporada, pero por lo menos para pescar algo”, suelta. Y hace planes para “alguna escapada” a Chasicó, y rememora que el último año “tuvo un lugarcito” para llegar a San Martín de los Andes, a pescar trucha con mosca. Es cierto, en materia de pesca ha hecho de todo. Enumera que ha sacado salmones en el río Michigan y hasta se ha animado en el Caribe, donde todavía lo encandila el recuerdo de un dorado azul, amarillo y blanco, “espectacular”.
“Casi tendría que dejar el básquet para dedicarme a la caza y a la pesca”, bromea. Lo cierto es que de a poco, Nocioni empezó a dejarse atrapar por su pasión por la caza. “Una vez cacé un chancho, después cacé un ciervo y me empecé a introducir y me empezó a encantar”. Encima, quizo el destino que el despertar de esta pasión coincidiera con su estadía en Chicago, mientras jugaba para los Bulls, el legendario equipo de Michael Jordan. “Así, llevé mi hobby a Estados Unidos donde la verdad existe una pasión increíble y hay mucha facilidad para encontrar productos”, asegura.
El pase a los Sacramento Kings primero, y su llegada esta temporada a los Philadelphia Sixers, lo alejó un poco de la cacería como entretenimiento cotidiano durante la temporada. “Así que ahora lo hago cuando vengo a la Argentina”, se resigna. El Chapu tiene campos en San Luis y en La Pampa, y allí aprovecha para dedicarse de lleno a su otra pasión. “Más que nada hago caza de jabalí, porque cuando llego la temporada de ciervo está terminada; lo que más hago es apostarme para el jabalí, y he cazado algún ciervo estando apostado para el jabalí, he tenido suerte”, cuenta con un entusiasmo imposible de ocultar.
¿Cómo eran tus escapadas cuando jugabas en Chicago?
Era muy fanático en Chicago de ir a cazar white tales, el ciervo cola blanca. Lo hacíamos a 10 minutos del lugar donde entrenábamos. Y me encantaba. Fui como 40 veces. Cazaba con arco y flecha, y realmente conseguir un tiro con arco y flecha en lugares libres, que no eran ni cotos ni nada, es muy complicado. Tuve la gran oportunidad un día de cazar un macho muy lindo, que si lo hubiera conseguido habría sido la experiencia más grande de mi vida, pero le erré y se me escapó.
¿Qué tipo de cazador sos?
Me fascina todo tipo de cacería. Me gusta mucho la cacería libre, que no esté tan impuesta por el hombre. Me gusta la experiencia de ganarse el animal. Por eso el arco y la flecha, por eso la pesca con mosca. No tengo tanto tiempo para hacerlo, he perdido un poco la práctica de la trucha, pero la verdad, a mí me fascinaba mucho ir a pescar con mosca más que con cebos normales. Hay que ser fiel al animal, darle también la oportunidad de poder escapar.
¿Lo tuyo es el arco y la flecha?
El arco y la flecha lo elijo porque me apasiona la paciencia y el tiempo que hay que tomarse para que uno pueda conseguir una presa importante. A mí me apasiona. Tiro con el arco compuesto y tengo todo el equipo de caza para el frío. En Chicago había días de 15 grados bajo cero, con un frío que realmente helaba. Me metí, de a poquito, y me apasiona. Acá en la Argentina es más difícil hacerlo. Pero uno intenta poder hacerlo.
¿Qué es lo que más disfrutás de salir a cazar?
Lo que me fascina de la cacería es, por ejemplo, la manera de cazar jabalíes de noche, con la luna en el monte, estando mucho tiempo. Aunque haga frío, caiga nieve, la realidad es que me encanta la espera, saber que en algún momento puede bajar el jabalí de tu vida. Me gusta escuchar los ruidos de la naturaleza, me gusta la tranquilidad. Es como que todo se tranquiliza en mi vida, que es muy vertiginosa, con deportes, viajes y familia. Así que cazar es un escape que para mí es importantísimo y lo disfruto muchísimo.
Un gran contraste: en la cancha sos todo garra y potencia, pero contás que sos un cazador calmo y paciente…
Sí, mucha gente se pregunta cómo tengo la paciencia para ir a pescar o para esperar mucho tiempo que un jabalí baje. Tengo mucha paciencia. He pasado horas y horas en un apostadero, y horas y horas tratando de pescar. Es lo que me gusta. No sé por qué le tengo tanta paciencia. Me gusta mucho y es parte de lo que hay que hacer. Si lo querés hacer lo tenés que hacer así. Lo único que se compara con el amor que le tengo a la caza y a la pesca es el básquet. Trato de inculcárselo a la familia para ser egoísta e ir siempre a cazar y a pescar (se ríe).
¿Con quién vas en tus excursiones?
Normalmente voy con mi familia o con amigos. Mi familia por ahí no tiene el tiempo que uno necesita para ir, pero si puedo, voy con mi hijo. Trato de meter a mi familia también porque es muy lindo. Pasarle la pasión, que ellos lo disfruten y lo sientan como lo siento yo.
A propósito, cuando dejes el deporte ¿tenés planes de hacer negocios vinculados a las actividades al aire libre?
Tenía ganas de hacerle la competencia a tu revista y a las otras revistas del país (larga una carcajada). Pero en serio, me gustaría hacer alguna revista y algún programita para cacería, o las dos cosas. Porque lo que veo es que en cacería se podría hacer más de lo que se ve. Yo veo muchos documentales americanos, veo cómo se producen, y digo que acá en la Argentina de ese estilo no hay. Me gustaría hacer eso. Pero son ilusiones, no sé si las podré cumplir.
¿Es posible ver al Chapu Nocioni en la cocina, preparando algún plato después de un día de caza?
Mirá, yo como todo lo que pesco y lo que cazo. No dejo nada, no desperdicio nada. Si cazo lo como, si no, no cazo. Pero no soy cocinero. Y no soy de tocar mucho el cuchillo a la hora de limpiar animales o lo que sea, por miedo a que me pase algo en las manos. También tengo muchísima precaución con las armas. Me da miedo perder un dedo. Muchos amigos me consideran un vago… pero es sobreprecaución.
El anecdotario Chapu
El golpazo: “Una vez estaba cazando, apostado. Ya casi era de día cuando me baja un chancho. Le tiro un tiro y le pego. Lo voy a buscar, lo traigo al apostadero y lo dejo ahí. Estaba solo. De repente, cuando me estoy acomodando, escucho un ruido terrible. Levanto la cabeza y había una chancha. Lo primero que se me cruzó por la cabeza fueron los chorizos, y entonces le tiré a la chancha. Conseguí la chancha, la fui a buscar y no la podía mover, y ya estaba medio oscurito. Cuando empecé a hacer fuerza, de repente escucho un soplido detrás de mí. Miro: era un padrillo, a 20 metros. ¡El padrillo estaba enojado porque le había matado dos novias! Me asusté, no sé por qué. Tenía mi fusil en la mano y no sabía qué hacer. Lo más lógico hubiera sido que le tirara un tiro o que lo asustara. Pero me quedé helado y frío y atiné a escaparme como en los dibujos animados, con pasitos cortitos. Terminé corriendo y me topé con un alambrado del campo. ‘Acá no paro’, pensé. Lo salté y me pegué un golpe terrible. Me caí de boca. No sabés el golpe que me pegué. Fue un espectáculo. Desde el piso, miro para atrás: el chancho solo me había querido asustar, no me había salido a correr. Yo me había hecho la película.”
Los tres yerros: “Cazando con arco y flecha me pasó que a un ciervo le tiré tres tiros y no le pegué. Me puse muy nervioso, era un white tale muy grande. Tiré el primer tiro y le pegué a un árbol. El ciervo miró como diciendo ‘qué pasó’. Le tiré otra vez y creo que le pegué, pero apenas lo herí. El animal volvió y se me paró de nuevo para el tiro. Entonces digo ‘bueno, le tiro de nuevo’, pero le erré. A mí me habían explicado que no le tirara a un macho, que tratara de tirarle a una hembra primero, para que no fuera tanto el golpe de adrenalina. Pero se hacía de noche, hacía 15 grados bajo cero y había ido 40 veces. Lo primero que se me venía era un macho. Me agarró la emoción y estaba muy nervioso. Y cuando le tiré le erré. Me pasé tres horas rastreando el animal, porque había encontrado un poquito de sangre. Estuve 3 horas caminando en la nieve. No sabés el cansancio que tenía cuando llegué a mi casa. Fue demoledor. Me tiré a dormir y no quería saber más nada.”
Objetivo: convencer a Manu
Todos saben que en la selección, uno de los referentes es Andrés Nocioni, tanto por juego, por garra y por ascendencia dentro del grupo que supo dar tantas alegrías deportivas. Y lo sabe el propio Chapu, que hace uso de su influencia para tratar de llevar cada vez más integrantes del seleccionado a sus excursiones de caza.
Cuenta: “Estoy tratando de traer al Leo Gutiérrez, que ya vino varias veces a cazar; (Carlos) el Lancha Delfino es más pescador, pero ya le he dicho que está invitado a cazar en la zona de La Pampa cuando quiera; también he ido a cazar con Chicho Porta, que juega en España; Leandro Paladino también ha venido, y estoy tratando de tentar a Luis Scola, a quien le dije: ‘realmente te quiero introducir en la cacería’”.
Ahora, su objetivo mayor es convencer a Emanuel Ginóbili, la gran figura del deporte argentino de los últimos tiempos, para que se ponga un rifle al hombro y salga tras una presa. “Manu es complicado, pero lo estoy tratando de convencer”, confiesa el incansable Chapu.
“Lo que pasa es que me fascina mucho”, admite. “Y no sólo es la cacería, sino el disfrute del grupo, es salir, estar juntos, comer un buen asado, tomar un vaso de vino, no sólo es la cacería en sí, sino todo lo que se vive alrededor”, se explica. En el fondo, se percibe, Nocioni quiere hacer de la cacería otro eje de unión y amistad entre la columna vertebral de quienes integran la generación dorada, para estar más comprometidos desde lo personal, se presume, para las competencias que vengan. “Es una manera de volver a encontrarnos, de estar juntos y de pasarla bien”, resume.
Un fanático
¿Por qué tarda tanto? Seguramente eso se preguntarán en la familia de Andrés Nocioni cuando, en los Estados Unidos, el alero de los Philadelphia Sixers sale de compras. “Cuando voy al Bass Pro Shops o al Cabela’s, las casas más importantes, paso horas ahí; puedo llegar a pasar cuatro horas fácil en el negocio, mirando y viendo todo. Trato de traerme las cosas que me sirvan. Busco lo necesario para una pesca o cacería lo mejor posible. Sí, soy un poco fanático de esas cosas, sobre todo de Estados Unidos, que es el paraíso de la caza y de la pesca, y de cualquier hobby. Trato de estar al día y de ponerme en contacto con lo último, para una cacería más productiva.”
“Chapu, tienes que pescar menos”
Cuando la pasión por un hobby, como la caza o la pesca, son tan fuertes como la pasión por el deporte que practica, un jugador profesional de básquet puede recibir algún llamado de atención. Si no, que lo cuente el Chapu Nocioni, que cuando jugaba en Europa solía pescar truchas con mosca muy seguido. Demasiado, según un director técnico de aquellos días.
“Andaba con la cañita en el auto, entonces salía de entrenar, manejaba y llegaba al río; ahí pescaba toda la siesta y después me iba de nuevo a entrenar a la tarde”, recuerda el jugador, de sus días en el club español Baskonia.
Pero claro, tanto trajín empezó a pasarle factura en la cancha. “En un momento el entrenador, que era medio yugoeslavo, me planteó: ‘Chapu tienes que pescar menos, te veo medio cansado’. Tuve que aflojar un poco”.
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