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Un producto que nace del encuentro del mendocino Pedro Salinas y el cordobés Pablo Forestello, ambos amantes de la caza y del vino.
5 de junio de 2024. La caza no siempre es tan sacrificada, obviamente hay lugar para placeres tan terrenales como el buen vino. Con la diosa de la caza en la etiqueta, este malbec es un verdadero trofeo.
En la etiqueta vemos a una sensual diosa del Olimpo tensando su arco de caza, también algunos trofeos soñados por muchos cazadores: jabalí, colorado, dama, muflón, corso. Imágenes que prometen mucho, en la botella hay, sin duda, éxtasis cinegético y enológico.
Este malbec nace del encuentro del mendocino Pedro Salinas y el cordobés Pablo Forestello, ambos amantes de la caza y del vino. Pedro es enólogo y Pablo agrónomo, la combinación perfecta desde la tierra a la botella.
Apostado se enfoca en la calidad de sus vinos, trabajando puntillosamente desde el viñedo hasta llegar al producto final, donde la calidad se muestra como fruto de una paciente labor, tal como el padrillo que se caza con mucho estoicismo y esmero.
Todo artesanal y en reducidas producciones anuales para mantener la calidad y el equilibrio… nunca producciones industriales en masa. Como en la caza apostada, cada logro es fruto del silencioso y dedicado accionar en el acecho.
Este vino llamado Apostado es elaborado en la provincia de Mendoza, la cuna del Malbec. A los pies de los Andes, y más precisamente en las laderas del Aconcagua, el lugar donde se cultivan las vides a mayor altura del mundo: entre los 600 y 1100 metros sobre el nivel del mar.
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Allí es el origen de este malbec que presenta un intenso color rojo con reflejos violáceos, muy expresivo y afrutado en nariz, con taninos vivos en boca y redondo al final… tan redondo al final como el momento de la foto, luego de abatir al jabalí colmilludo tan esperado.
Apostado tiene por objeto transmitir en el producto el sentimiento de la caza, la calidad de un excelente vino para disfrutar, y el placer de una nueva experiencia fruto de nuestra tierra, nuestra historia… y llegar a cada mesa, a cada coto o lugar donde Artemisa nos bendiga con sus dones.
EL PATO
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