“Hay que mirar las publicaciones científicas antes de prohibir”
Un relevamiento del INTA habla de una explosión demográfica de jabalíes en Río Negro según informó Edgardo Intrieri. Dio detalles de lo que planteó como un grave problema para la conservación de las especies autóctonas como el ñandú. Según informó, hay unos 30.000 ejemplares adultos de jabalíes y la especie se reproduce dos veces al año sin predadores naturales.
Cazadores de jabalí de toda la provincia manifiestan su preocupación por el crecimiento explosivo de esa especie introducida que afecta a otras autóctonas y por la falta de escucha del Gobierno de Río Negro a los argumentos que defienden la caza con jaurías.
Según un relevamiento censal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), hay alrededor de 30.000 ejemplares adultos en toda la provincia y la especie se reproduce sin ningún tipo de control natural porque no existen predadores en la cadena trófica.
“Eso hizo que se produzca una explosión demográfica y hoy están en todos los ambientes desde el mar hasta la cordillera pasando por la meseta de Somuncura y la Línea Sur. Además se aparean con chanchos caseros y pueden llegar a tener 10 o 12 lechones”, informó Edgardo Intrieri.
Intrieri es tercera o cuarta generación de familia de cazadores pero también fue guardafauna durante muchos años.
En diálogo con el programa Buscando la vuelta, de Radio Nacional Viedma, planteó que hoy los cazadores “están reemplezando al depredador natural que no existe para esta especie”.
En ese marco, planteó que las posiciones de los sectores proteccionistas mienten en algunos casos y ocultan información en otros.
“Lo que no se divulga del chancho jabalí es que se alimentan de las especies nativas, comen los huevos de todas las aves que nidifican en la tierra, como el ñandú. Hace estragos en los nidos y produce un desequilibrio muy grande. Pero de esto no se quiere hablar”, cuestionó.
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A eso agregó que genera daños a la producción agrícola ganadera, en los granos y en las majadas de especies introducidas y controladas para consumo humano, como los corderos o los terneros recién nacidos. Además de los siniestros viales ya conocidos.
“Es toda una cadena. Los cazadores están atenuando el daño que producen pero son los organismos los que se tendrían que ocupar. La solución no es prohibir. Va a ser un gran error. Hay que empezar por reglamentar y controlar”, subrayó.
“Hoy Argentina se ha convertido en un zoológico de especies introducidas como el chancho jabalí, el ciervo colorado, la carpa, el gorrión, la paloma casera, o el castor. Tenemos la obligación por ley de velar por las especies autóctonas, por las originarias de cada lugar, como el guanaco, el ñandú, la mara, el peludo, el piche o el cardenal. Todos son especies protegidas”, subrayó.
“No escuchan a los cazadores”
Intrieri manifestó que los funcionarios de la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático no están escuchando la diversidad de voces y realidades que expresa la gente de campo y solo se concentran en los sectores proteccionistas que difunden mentiras en las redes sociales y muestran un desconocimiento del problema.
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“No pensemos que el cazador es una persona adinerada y rica. Hay personas humildes que realizan esta actividad para llevar comida a la casa. Muchos de los cazadores no pudieron participar de la audiencia pública porque no tienen tanta facilidad para el acceso a internet y los medios necesarios para participar”, indicó.
“Antes de hablar de prohibición, el primer paso es la reglamentación y la fiscalización. Hay que mirar las publicaciones científicas para tomar decisiones. El cazador ha ido evolucionando”, pidió.
¿Por qué la caza con jauría y no con armas de fuego?
Uno de los principales problemas para cazar con armas en el campo es “la desaparición del monte natural por el desmonte producido” que hace que sea muy riesgoso usar armas de largo alcance como las que se necesitan.
“Imagínense que habilitamos a 1.000 cazadores en la provincia para que anden armados en las rutas y en los campos y cacen con armas grandes como un rifle 308, un Mauser o un 44-40 que tienen un potencial muy grande de impacto y de recorrido. Cada bala pueden recorrer unos 2 mil metros. Antes el monte atenuaba esa distancia porque impactaba en un tronco de piquillín. Hoy la bala sigue viajando. Y esto no le da tranquilidad a nadie porque los campos tienen caminos vecinales, tractoristas, sembradoras y cosechadoras trabajando, gente a caballo y otros animales. Ese es un punto importante”, señaló Intrieri.
“¿Entonces, qué estamos preservando? No veo a proteccionistas preocupados por cuidar los guanacos ni los ñandúes…”, agregó.
“Mitos” y “verdades” de la caza con perros
El cazador y ex guardafauna aseguró que se habla muy livianamente del tema, que se exagera y también “se miente”. “Todo ha ido evolucionando y hoy los cazadores no están haciendo sufrir a los animales. Cuando dicen que los hambrean o los crían agresivos, eso es una gran mentira”, afirmó.
“Detrás de cada cazador hay una familia. Y los perros son parte de la familia. Pueden consultar a los veterinarios sobre este tema. La atención de perros lastimados es mínima. Hoy usan pecharas y cogoteras y el riesgo disminuye muchísimo. Incluso algunos usan GPS para ubicarlos y que no se pierdan”, concluyó.
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