La caza furtiva y, en general, todas las actividades de caza no regulada, están poniendo en peligro de extinción a más de 300 especies de mamíferos en todo el mundo.
Científicos han advertido que si las cacerías no se regulan, repercutirá en el medio ambiente dejando las áreas forestales y hábitats devastados.
La carne de animales salvajes ha sido durante décadas el alimento de subsistencia de pueblos de Asia, África y Sudamérica. Los científicos han advertido que si las cacerías no se regulan en el futuro, el declive de estas especies no sólo supondría una amenaza para la alimentación de millones de personas sino que también repercutirá en el medio ambiente dejando las áreas forestales y hábitats devastados.
Según un estudio publicado por la revista Royal Open Sciense el mandril, la ardilla gigante Sulawesi, el yack salvaje, el murciélago de la fruta y la rata albina entre otros, son sólo una pequeña parte de las especies amenazadas por la caza comercial en todo el mundo.
Se suman 168 primates, 73 tipos de ungulados, 27 murciélagos, 12 carnívoros diferentes, 26 marsupiales y 21 roedores forman el catálogo de especies amenazadas por la caza. Además, se suman las ocho especies de pangolines, el mamífero con el que más se trafica en la actualidad y también el más demandado por el comercio chino. Estas 301 especies destinadas a la alimentación humana representan una cuarta parte de todos los mamíferos amenazados de la tierra.
La caza, dicen, es parte de una economía compleja que hasta la fecha ha demostrado ser el método más eficaz de conservación alrededor del mundo.
Hay que recordar que muchos otros se encuentran en riesgo por motivos ajenos al consumo humano, entre los que encontramos las chinchillas perseguidas por su codiciado pelaje o el leopardo de las nieves por la invasión de su hábitat. El riesgo de pérdida es tan alto que los expertos lo han comparado con el impacto del meteorito responsable del exterminio de los dinosaurios.
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Los autores del estudio se han servido de la lista roja de mamíferos expuestos a la caza para alimentación del ser humano, elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, IUCN. El profesor de la Universidad de Oxford, David Macdonald ha declarado a The Guardian que el número de cazadores que participan en estas cacerías ha subido, y que las redes de carreteras llegan ya hasta lugares más lejanos.
Los índices más altos de caza suelen darse en las zonas más precarias y no obstante, las cacerías están dejando de hacerse para la subsistencia y se realizan para otros fines menos lícitos. Muchos de los animales se venden a los restaurantes de las grandes ciudades del mundo donde son considerados un manjar. Los científicos dicen que hay que distinguir entre aquellas personas que no tienen más remedio que comer animales salvajes y los que trafican con ellos sin necesidad, pero lo hacen por lujo en las grandes ciudades.
Fuente: Veo Verde
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