La temperatura global anual rompería el umbral de 1.5 ° C.
La temperatura media de la Tierra ya está 1.0°C por encima del valor de la era preindustrial. En mayo se alcanzó el máximo histórico.
Nuevos datos climáticos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) predicen que la temperatura global media anual probablemente esté por lo menos 1.0°C por encima de los niveles preindustriales (1850-1900) en cada uno de los próximos cinco años (2020-2024) y hay una probabilidad de 20 % de que esté por lo menos 1.5°C por encima de los niveles preindustriales en al menos un año.
Al alcanzar una temperatura de 1.5oC, las consecuencias relacionadas con el calentamiento global se vuelven cada vez más severas y más difíciles y costosas de manejar. Las consecuencias documentadas científicamente vinculadas con una temperatura global mayor o igual a 1.5°C incluyen la pérdida de 70% de los corales y de la mitad del hábitat de los insectos (incluidos los polinizadores de alimentos) para fines de siglo, el aumento de problemas de seguridad alimentaria global y el incremento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos.
La temperatura media de la Tierra ya está 1.0°C por encima del valor de la era preindustrial. En el Boletín sobre el clima mundial anual a decenal, de cuya elaboración se encarga la Oficina Meteorológica del Reino Unido, se proporciona una proyección climática para los próximos cinco años que se actualiza con carácter anual. En el último período quinquenal se han registrado los cinco años más cálidos de los que se tiene constancia. El calor excepcional en el Ártico resultó en una temperatura media en junio de 2020 que estuvo solo 0.01°C por debajo de las temperaturas récord vistas en junio de 2019. En cuanto a mayo, las temperaturas de este mes alcanzaron un nuevo máximo histórico en 2020.
El calentamiento es más rápido en el Ártico y la Antártida
Mientras se espera menor cambio de temperatura en los trópicos y en las latitudes medias del hemisferio sur en 2020, es probable que el Ártico se haya calentado más del doble que la media mundial en comparación con los niveles preindustriales (que corresponden a la media del periodo 1850-1900). En la Siberia ártica, las temperaturas medias estuvieron 10°C por encima de lo normal, tanto en mayo como en junio. Se registró un nuevo récord de 38°C dentro del Círculo Polar Ártico en la estación de observación de Verkhoyansk, donde se han mantenido registros de temperatura desde 1885.
El Ártico en llamas y los incendios hibernantes
A medida que el Ártico se calienta, estallan incendios forestales en la zona. El calor excepcional socava la humedad del suelo en los bosques boreales y la tundra de la región, creando las condiciones perfectas para que los incendios forestales se vuelvan más intensos y mucho más destructivos. Este suelo denso y turbio también crea condiciones para los llamados “incendios zombis o hibernantes”, incendios que continúan activos bajo tierra y luego se vuelven a encender en la superficie después de un período, lo que los hace extremadamente difíciles de controlar.
Los incendios tienen graves consecuencias porque la tundra ártica es un sumidero de carbono, lo que significa que absorbe una gran cantidad de dióxido de carbono y lo convierte en los compuestos de carbono que conforman su densa estructura vegetal. Es por eso que cuando se quema la tundra, está libera muchas más emisiones de carbono que un bosque común. Siendo un ecosistema que se desarrolla a lo largo de cientos de años, la tundra ártica no puede restaurarse rápidamente.
En junio de 2020, se liberaron a la atmósfera un total estimado de 59 megatoneladas de CO2, el valor más alto registrado en los últimos 18 años en el conjunto de datos del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copérnico (CAMS).
Implicaciones para el objetivo de 1.5oC
“La ciencia nos lanza una advertencia anticipada de un desastre global dirigido directamente hacia nosotros”, dice Niklas Hagelberg, Subcoordinador de Cambio Climático del PNUMA. “Y esto no es algo nuevo: se están batiendo récords casi cada año consecutivo. Sin embargo, lo que es diferente este año es la experiencia de vivir una pandemia global. La COVID-19 nos está dando una lección importante sobre cuánto dependemos de la estabilidad del medio ambiente, y recordándonos que nuestro éxito está entrelazado con la protección de la naturaleza “
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