Protegerlas y conservarlas es clave para sostener la vida en la Tierra.
El 3 de marzo fue declarado el Día Mundial de la Vida Silvestre, a raíz de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, una de las herramientas más poderosas para la conservación de la biodiversidad y que tiene como objetivo la protección de la flora y fauna silvestre del comercio ilegal. Al respecto opinó para Télam Fernando Miñarro, director de Conservación de Fundación Vida Silvestre Argentina.
Hoy 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la vida silvestre, fecha clave proclamada por las Naciones Unidas en 2013 como conmemoración al aniversario de la aprobación en 1973 de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.
El lema elegido para la edición 2020 es “Garantizar el sostenimiento de la vida en la Tierra” y busca generar conciencia sobre el valor de la biodiversidad mundial -la amplia variedad de ecosistemas con sus especies que existen alrededor de todo el mundo-, la crisis de extinción que se encuentra atravesando por las amenazas que la afectan y, por lo tanto, la necesidad de accionar de manera urgente para revertir esta situación, trabajando en su restauración y conservación. Esto se ajusta a varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y a sus amplios compromisos de aliviar la pobreza, asegurar el uso sostenible de los recursos y conservar la vida tanto en la tierra como debajo del agua para detener la pérdida de la biodiversidad.
Según la Categorización 2019 del Estado de Conservación de los Mamíferos de la Argentina (conocida como Lista Roja) elaborada por la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (SAREM), 1 de cada 4 especies de mamíferos de Argentina se encuentran en algún nivel de amenaza debido a las actividades humanas. Y, en comparación con la primera lista roja de mamíferos realizada en 2012, el nivel de amenaza aumentó un 4 %. Dentro de estas especies se encuentran el venado de las pampas, el huemul, el yaguareté, la ballena azul, el pecarí, el murciélago común de orejas largas y el tatú carreta, entre otros.
Es por eso que el Día Mundial de la Vida Silvestre es una fecha clave para tomar conciencia sobre nuestras acciones y efectos sobre las especies: la pérdida y degradación del hábitat debido al cambio de uso del suelo y la deforestación, la caza furtiva, el tráfico ilegal de flora y fauna y el cambio climático, son las causas principales de la pérdida de biodiversidad. Estos daños en muchas ocasiones resultan irreversibles y generan consecuencias negativas de gran alcance, tanto en el ámbito ambiental como económico y social, poniendo en peligro la continuidad de la vida en la Tierra. Los animales y las plantas silvestres, además de su valor intrínseco, contribuyen a los aspectos ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos del bienestar humano y el desarrollo sostenible.
Contamos con una ventana de oportunidad crítica para implementar una renovada Estrategia Nacional de Biodiversidad post 2020 con compromisos ambiciosos y nuevas acciones que reviertan esta tendencia de pérdida de la naturaleza y sus servicios para el 2030. Será clave que la estrategia otorgue un impulso y fortalecimiento urgente al financiamiento, implementación, control y monitoreo de los Planes de Conservación y Uso Sustentable vigentes de Especies Nativas y Amenazadas de alcance Provincial y Nacional.
Otras herramientas clave son sin duda las áreas protegidas, pilares para la conservación de la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas que, integradas a un paisaje con distintos usos, pueden aportar al mantenimiento de todas las formas de vida en la tierra incluyendo a la humanidad. El fortalecimiento de las áreas ya creadas con estándares modernos de gestión colaborativa y buena gobernanza, más la creación de nuevas públicas y privadas, terrestres y marinas, en zonas estratégicas, aportaría de manera positiva a un presente atravesado por una crisis climática de características alarmantes.
Así lo señalábamos el año pasado en el informe que presentamos junto a la Administración de Parques Nacionales sobre “Percepciones sobre los avances y desafíos de las áreas protegidas de Latinoamérica y el Caribe 2008 – 2018”, en el III Congreso de Áreas Protegidas de Latinoamérica y el Caribe, Lima, Perú.
En el año 2020, conocido como el “súper año para la biodiversidad”, se celebrarán importantes eventos mundiales que pondrán la biodiversidad en primer plano de la agenda de desarrollo sostenible mundial. Esto proporciona una oportunidad única de aportar progresos transformadores en pos de la conservación de las especies de fauna y flora silvestres, en respuesta a los desafíos mundiales de desarrollo sostenible que pueden abordarse mejor con soluciones basadas en la naturaleza. Necesitamos de un nuevo acuerdo para la naturaleza y las personas que ayude a empujar un cambio transformacional sustancial y así poder “Garantizar el sostenimiento de la vida en la Tierra”. No nos queda más tiempo.
Fuente: Telam
Impactos: 33