La Revista Viva acompañó a cazadores de ciervos a la Provincia de La Pampa y publicó la nota en su edición del 8 de marzo de 2015.
Más allá de la nota, AIRE LIBRE los invita a leer las notas relacionadas que se publican al pie de la presente, especialmente el informe de la National Geographic. “La caza de trofeos como método de conservación de las especies”.
El campo pincha. Estos abrojos que se llaman rosetas te plagan los cordones de las zapatillas. ¿Qué beneficio de la naturaleza representarán? Ese es el tipo de pregunta que uno consigue hacerse mientras espera que pase algo; o que no pase nada si no tiene que pasar, pero que por lo menos pase el tiemSHHHHHHH, agachate, gachate, chate…
En un punto de la ruta 5, por Suipacha, sube a la camioneta Ortega y Gasset: “El tema no es cazar, sino estar cazando”. Jorge, chofer y guía de cacería, es el que está a cargo de la cita de autoridad.
Porque esto “es cazar, no es matar” (el guía ahora no traduce a nadie).
Con unos cuantos kilos de carne congelada, unas botellas de coca y de vino, y un fusil Mauser en la caja vamos con la Ranger para el medio del campo. Y ya que lo que vamos a presenciar en los próximos días será algo “absolutamente legal”, empezamos a anotar en un papelito qué cosas son de MAL cazador:
- Usar armas de un calibre menor de 6,5, que no maten de un solo balazo al animal.
- Tirarle a un animal que está enganchado en un alambrado.
- Tirarle a un animal enterrado en la nieve.
- Usar silenciador. Si el primer tiro falla, el animal tiene que escucharlo y escaparse.
- Dejar tirado al animal: si se caza, el ciervo se consume.
Hay un ley nacional que autoriza la caza mayor. Se pueden cazar animales exóticos, o introducidos. No se pueden matar –cazar– animales autóctonos. Entonces algunos ciervos no se pueden cazar. Pero el ciervo colorado (escudo de la caza mayor nacional) se puede.
Hay leyes provinciales que permiten habilitar cotos y campos abiertos para cazar –casi siempre– jabalíes (por los colmillos) y ciervos (por los cuernos). Así, en lugares tan lindos, lugares que son los más lindos del mundo, como el Parque Nacional Nahuel Huapi o el Parque Nacional Lanín, todos los años se habilitan áreas para cazadores.
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El sol aparece entre los caldenes. Son las seis, las seis y… Se forma un triángulo que apunta a un hipotético ciervo con uno de sus vértices. Antes que cazar ciervos hay que ver ciervos. “Vimos dos ciervos” es un (buen) resultado que puede conducir al éxito más adelante. Por eso después de una hora de mirar, vemos ciervo en cada silueta, en el lomo que dibujan unos olivillos blancos que el sol amarrona, ciervos en todos lados, señales, alucinaciones.
Un coto de caza es una extensión cerrada para que los animales no se escapen. Tiene un alambrado alto que los ciervos no pueden saltar. Los campos abiertos, en cambio, tienen los alambrados normales.Esos que para la agilidad de los ciervos son una broma.
Por eso cazar, dice el guía, “es cazar en un campo abierto”. Porque el ciervo “tiene que tener su oportunidad” (de escaparse). Si no, “es cazar con la billetera y así cualquiera mata a un animal”.
¿Qué es lo que vamos a ver en estos días en La Pampa? Ver cazar un ciervo.Y cómo lo evisceran en el mismo lugar. Y cómo lo carnean en el campo-base de la cacería.
Después, ir con el cráneo a una comisaría o a un juzgado de paz y hacer el trámite para llevarse la carne. Muerto el ciervo, respetarlo es comérselo.
Acá la palabra clave es “la brama”. El grito del ciervo macho para las hembras y para marcar el territorio. Se caza durante la brama (un mes y medio al año) porque hay más posibilidades: a los gritos, el ciervo avisa adónde está.
El rastro profundo, de ciervo macho y grande, quedó nítido arriba de la huella de una camioneta; más o menos sabemos a qué hora pasó, porque son las camionetas que pasan siempre. Así que un rastro fresco sería un semirresultado:como información, es algo. Tendríamos que sacarle provecho más tarde a esto.
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¿Cazar es un crimen? Jorge Franco, el guía, presidente de la Federación Argentina de Caza Mayor, dice: “Los cazadores en regla son preservacionistas”.
Enumera: 1) Es una actividad legal. 2)El ciervo colorado es invasor. 3) “Con las entidades proteccionistas hay entendimiento.”
Algo que Ortega y Gasset escribió: “…el principio inspirador de la caza deportiva es perpetuar artificialmente, como posibilidad para el hombre, una situación en grado sumo arcaica: aquella primeriza en que, siendo ya humano, vivía aún en una órbita de existencia animal”.
El cazador lo pasa en limpio así:
“Tanto lo respetamos que aprendemos a pensar como un ciervo. En el campo somos un ciervo más.”
Es de BUEN cazador:
- Tirar a aproximadamente a 80 metros.
- Cazar con el largavistas, que permite desechar.
- Bajar el arma si el animal no va a ser un buen trofeo.
- No disparar contra las hembras. Ni las crías.
Vamos a dormir en un campo de Victorica, para salir al día siguiente hacia otro campo. El grupo electrógeno hace andar todo: la televisión que pasa el partido, las luces puntuales que iluminan las cabezas de ciervos en el living, casi un museo para las visitas. Nuevos amigos camuflados hacen asado y conversamos masticando los huesos de un jabalí que ellos empezaron a comerse ayer.
El debate se concentra en “los que van y matan”. Llegan las historias de cazadores que piden un ciervo por internet, van al coto, matan al ciervo –producido por genética– y pagan unos cuantos miles de dólares para llevarse el trofeo. “Llaman a un coto y piden: ‘quiero un tercer puesto para el ránking’. Así hacen.”
Con la camioneta se puede llegar hasta cierto lugar. Y hay que seguir sin ruido. Por el monte y con los pastos por la rodilla, vamos de una picada a la otra. Hay que acostumbrarse a decirles “picadas” a los caminos rurales y “costas” a los bordes de los campos, aunque no se esté en el mar, ni se escuche pasar un río, nada.
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El ránking anual lo elabora la Federación en sus mediciones en los clubes de caza. Se aplica una combinación de dos fórmulas –una nacional y otra internacional– para llegar al veredicto. La cantidad de puntas es decisiva: desde 14 puntas se puede empezar a hablar de un ciervo muy competitivo. También inciden el color, el perlado, la simetría y el golpe de estética a los ojos entrenados de los jueces.
¿De qué pueden ser los accesorios para un baño de un campo donde se cazan ciervos? Sí: hasta el cuernito más chico para la toalla de mano es de cuerno (real). Empezamos a captar el glosario. A esos cuernos les dicen “volteados”: los que se les caen en forma natural a los ciervos en el campo.
Sobre el pasaplatos de la casa del campo El Monte de la Vaca –destino final– hay un “volteado” de vista. Menos obvio, pero igual de coherente es el adorno que funciona como centro de mesa: un frasco que en lugar de estar lleno de porotos, de granos de maíz, o de semillas, está lleno de cápsulas de balas.
Esto no es folk, es campo con servicio profesional de cacería.
Se hizo oscuro. Vamos por los apostaderos. Son refugios, casuchas de ladrillo, de madera, o estructuras con lonas. Están orientados según el viento, siempre frente a una aguada artificial. Para atraer a los animales ceban las aguadas con maíz, con manzanas podridas, con pedazos de vacas muertas.
El Monte de la Vaca queda en el departamento de Loventué, a 160 kilómetros de Santa Rosa. Eric Kenny es el dueño acá. Al lado de la casa está el galpón con los trofeos. Aprendemos que un cráneo de 12 puntas, abierto y simétrico, puede ser menos valioso que otro de apenas dos troncos pelados, pero muy largos.
Eric señala uno de esos: “Ese es el ciervo asesino”.
“En las peleas, los animales que tienen muchas puntas se traban con los cuernos del otro cuando los atacan. Este, como tiene los cuernos pelados, entra directamente.”
Martes, las seis. La luna, liberada de una noche de eclipse. Los tiempos de verbo van y vienen. “Anduvieron ciervos” nos genera menor expectativa que “andan ciervos”. “Si están por acá los vamos a ver”, dice Gregorio Camargo, más gaucho que camuflado, conductor en este intento.
El ciervo ventea. Olfatea a 400 o 500 metros al cazador, que tiene que estar siempre de frente al viento. Los cuernos nuevos de los ciervos crecen con el velvet, una pelusa. En los rascaderos –conjuntos de árboles– se lo desprenden a los cabezazos. En marzo y abril los machos buscan a las hembras. A fines de abril se van solos. A los 5 o 6 años los ciervos son adultos. Viven unos 15 años.
Lo que corresponde es dispararles a los ciervos viejos. El animal tiene que estar al borde de su extinción natural, dice el manual.
Una foto que nos muestran: adelante hay un ciervo con una cornamenta impresionante. Semitapado por el animal hay un hombre sonriente. Está en Austria. El ciervo está muerto y lo acomodaron para la foto. En una mano el hombre tiene el arma con la que mató al ciervo y en la otra mano tiene un habano.
Cuando empezamos a descreer de las promesas de Camargo, a concluir que nos hace perder el tiempo cuando dice: “¡La puta!”, o dice: “¡Si hubiéramos venido diez días antes!”, de repente Camargo se agacha, hace el gesto de pedir silencio y, a las 7.50, con su fusil Mauser 7.62, dispara.
En la temporada oficial 2014 se cazaron 564 ciervos colorados en La Pampa. Llegaron 249 cazadores extranjeros, la mayoría de Estados Unidos. Es una actividad fuerte. “La llegada de cazadores genera un movimiento económico con la compra de permisos, el alojamiento y el consumo que se produce”, explica Marisa Urioste, directora de Recursos Naturales de la provincia.
Camargo habla mucho, casi siempre armando rimas camperas, su talento compulsivo. La estrofa con “ciervo” es difícil. Al final la saca al encontrar la palabra “acuerdo” , cuando ya está tranquilo, con la pieza deseada que está hace un minuto en el suelo, ya exánime, al lado de donde él está parado.“Es preciso en este día/que nos pongamos de acuerdo/ bello animal es el ciervo”. Hasta ahí.
Por Leonardo Torresi – Foto Ruben Diglio.
Colaboró: Gustavo Laurnagaray (agencia La Pampa)
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