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Donde el sentir colectivo y el viajero se conectan.
27 de noviembre de 2024. Son mucho más que un lugar para dormir. Promueven el encuentro e intercambio de experiencias y son accesibles para todos los bolsillos. En Argentina y particularmente en la provincia de Buenos Aires los hostels impulsan el turismo juvenil. Entre historias, comidas y música se genera un espíritu de comunidad único y amistades para toda la vida.
Desde la costa atlántica hasta las sierras, pasando por ciudades culturales y pequeñas localidades rurales, los hostels invitan a explorar, conocer gente nueva y experimentar lo mejor del turismo comunitario.
Estas formas de alojamiento brindan sentido de pertenencia. En ambientes relajados, inclusivos y abiertos, el territorio bonaerense ofrece escenarios únicos.
“La impronta hostelera siempre estuvo relacionada a la juventud y al intercambio cultural, de todas las regiones, porque surge un tipo de convivencia que no se da en otros tipos de hospedajes”, contó Omar R. Ortiguela, presidente Asociación Civil y Federal Hostels de Argentina.
La provincia de Buenos Aires como epicentro de aventuras y oportunidades tiene circuitos turísticos accesibles para mochileros, estudiantes y grupos de amigos y amigas atravesados por los mismos deseos: explorar nuevos horizontes.
“La organización la fundamos entre once hosteleros y ahora somos 60. Estamos incorporando a más socios y firmando convenios en todo el país”, detalló.
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La práctica hostelera es sinónimo de vivir intensamente, con el corazón abierto a lo inesperado. En cada rincón de los destinos turísticos bonaerenses, los hostels se convierten en el punto de partida de nuevas amistades, amores y aventuras que acompañan a las y los viajeros en su búsqueda por descubrir el mundo y a sí mismos.
“Se da un tipo de convivencia que no ocurre en alojamientos convencionales y el confort está logrado”, aseguró. Desde habitaciones compartidas hasta áreas comunes diseñadas para el intercambio, estos sitios fomentan la creación de vínculos entre personas que, aunque lleguen como extraños, se van como amigos.
La red de este tipo de alojamientos crece y se consolida con base en la sostenibilidad. “Desde la Asociación, unimos a los hostels a partir de estándares de calidad que garanticen buenas experiencias enfocadas en los turistas”, afirmó Ortiguela.
Desde el República Hostel ubicado en el centro de San Pedro, su propietario José Iriarte nos cuenta que “Somos una casona de principios de siglo, situada en la planta alta del edificio. Contamos con grandes espacios de living, coworking y recepción. Además nuestra cocina está bien equipada y tenemos habitaciones con balcones, privadas y compartidas”.
En la terraza, el espacio dispone de una carta de tragos de autor, cerveza artesanal y platos deliciosos que suelen ser acompañados por shows en vivo y djs. “Nuestros huéspedes nos eligen por tener una de las mejores ubicaciones, cerca de los puntos más visitados como el centro, casco histórico y costanera. También, sin dudas, por la calidez del lugar y el trato del personal”, remarcó.
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Esta comunidad, donde las fronteras culturales se difuminan, encuentra en los hostels un refugio y una plataforma para crear recuerdos inolvidables. El espíritu hostelero también invita a las juventudes a abrazar la aventura. En los hostels, el intercambio de historias y recomendaciones sobre qué lugares visitar es parte fundamental de la experiencia.
Vagamundo Hostel Carhué, en Carhué, municipio de Adolfo Alsina, ofrece habitaciones mixtas amplias y luminosas con capacidad de hasta 6 personas. Baño compartido y agua caliente las 24 horas, cocina, patio, comedor, sala de estar con Smart Tv, libros y juegos de mesa; conexión a Internet y cochera para motos y bicicletas. “Habemus desayuno con opciones veganas y sin gluten. Y trabajamos en forma amigable con el medio ambiente”, informan desde sus canales oficiales.
Cada hostel es un hogar temporal donde las aventuras empiezan y los lazos se fortalecen. En un mundo más conectado, siguen siendo un refugio físico y emocional para quienes desean vivir el viaje como una experiencia colectiva y auténtica en un destino bueno, bonito y bonaerense.
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