Valeria del Mar y Marisol, dos localidades para agendar en el próximo verano
Ambas son pequeñas localidades costeras de la provincia de Buenos Aires, que convierten cada estadía en un descanso perfecto a donde siempre queremos volver.
7 de diciembre de 2023. ¿Te seduce conocer pequeños pueblos junto al mar? Las orillas escondidas de la costa bonaerense invitan a abrazar sus aguas y a caminar por la arena limpia.
El sonido de las olas llega con la magia de postales inolvidables en dos balnearios bonaerenses con nombre de mujeres. Valeria del Mar, en Pinamar; y Marisol, en Coronel Dorrego, se disfrutan durante todo el año.
El aroma de los pinos entre la brisa costera
A orillas del Mar Argentino, con playas de 200 metros de ancho, bosques inmensos, médanos que parecen extenderse al infinito y los colores sol reflejados en el mar, la localidad de Valeria del Mar deslumbra.
A sólo setenta metros de la costa, el Apart del Sol propone una estadía a pleno descanso: piscina climatizada cubierta con techo corredizo, spa con circuitos hídricos, servicios de masajes y estética corporal y facial, parque de juegos para las infancias, estacionamiento cubierto y servicios accesibles en todas sus instalaciones para personas con dificultades de movilidad.
“Ofrecemos un trato familiar a nuestros huéspedes. Constituimos un grupo muy amable y sobre todo servicial, que es el que nos permite generar trabajo y trabajar”, afirmó Mateo Alejandro Ferretti, a cargo del lugar.
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Este alojamiento de ensueño articula con el balneario La Negra María, que brinda rampa con acceso a la playa y sillas anfibias para que todas las personas puedan disfrutar del mar.
En el destino se suman actividades de turismo aventura y experiencias para todas las edades. Travesías todo terreno, cabalgatas, itinerarios diurnos y nocturnos en cuatriciclos, bicicleteadas y jeeps; excursiones de pesca, diversidad de deportes y un pintoresco centro comercial, con restaurantes exclusivos y casino, atrapan a turistas y visitantes.
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Un bosque de pinos, cipreses, eucaliptos y robles permuta cada rincón. “El sol y la brisa costera intensifican el aroma de la floración”, aseguró Matías “Nené” Di Gregorio, emprendedor valerense. Su jardín y el de los vecinos aportan al paisaje jazmines, begonias y especies arbustivas.
Un hermoso pueblo costero de 200 habitantes
La serenidad, incontables médanos y la particularidad del agua donde el Río Quequén Salado se confunde con el Océano Atlántico, dan forma a Marisol, un pago costero ubicado en el sudeste de la provincia de Buenos Aires.
En la localidad del distrito de Coronel Dorrego, alejada de las grandes urbes y enmarcada por paisajes ribereños, boscosos y marítimos, viven 200 personas.
Eucaliptos, álamos, pinos, médanos blancos y forestados, y sus playas de cincuenta kilómetros, crean una magnífica escenografía para el regocijo en familia.
“Somos una familia oriunda de Bahía Blanca, que se enamoró de Marisol y decidió realizar un emprendimiento en este hermoso lugar. La pandemia nos acercó de casualidad a lo que ahora es parte de nuestro día a día y nos llena de alegría”, recordó Rocio Stempels Bautista, administradora de Altos de Marisol Cabañas.
El complejo cuenta con cabañas para hasta siete personas, desayuno, bicicletas, kayaks, juego de playa, internet, tv, estacionamiento, patios con hamacas paraguayas para disfrutar del canto de los pájaros y observar zorros y cuises que construyen sus casas bajo tierra. “Amamos el mar y queremos brindar lo mejor porque como decimos nosotros: estamos en el paraíso. Queremos apostar por el crecimiento sustentable y la mejoría de la oferta turística”, expresó.
En esta postal sureña es común la práctica de deportes acuáticos como kitesurf o surf o stand up paddle o pesca deportiva en el Río Quequén y Mar Argentino.
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Su puente antiguo, que recuerda el trazado original del Balneario Marisol; los saltos naturales del Río Quequén Salado, las cascadas Mulpunleufú y Cifuentes- identificada como el salto más alto de la provincia de Buenos Aires con 7 metros de altura- y La cueva del Tigre, son parte de los imperdibles de este destino.
“Los visitantes de Marisol se van muy contentos, justamente por desconectar de las ciudades y conectar con la naturaleza y los habitantes de acá. Desde la primera vez, se sentirán muy bienvenidos por parte de todos, y la verdad que es una comunidad muy linda y muy compañera”, concluyó Bautista.
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