Pueden utilizarse para pasar las vacaciones cerca de la naturaleza, pero también para residir en la ciudad: ¿Te animarías a vivir en un domo?
Uno de 32 m2 con piso, puerta, ventanas, cubierta interior e instalaciones cuesta $3.000.000 y también hay de menores superficies con valores más bajos. Su uso crece en la Argentina y en el mundo.
En el mundo se expande el uso de los domos también llamados cúpulas geodésicas. Esta tendencia no es ajena en nuestro país donde cada vez es más frecuente que se los utilice para el Glamping (modelo que combina servicios de hotel con los de un campamento de lujo), pero también para eventos y entre quienes se animan a residir en ellos, porque pueden levantarse sobre un terreno, la terraza de una vivienda o de un edificio.
Los domos nacieron a través de dos vertientes. Una por la visión de Richard Buckminster Fuller un inventor, arquitecto y diseñador estadounidense nacido en 1895 que falleció en 1983, internacionalmente conocido por alguna de sus innovaciones como los revolucionarios diseños de casas y autos “Dymaxion” (que resumen las palabras tensión máxima dinámica).
Fue un activista precursor del cuidado del medioambiente. Sus inventos tuvieron como objetivo central crear un mundo más sostenible y con menor contaminación y desperdicio de recursos.
Era muy consciente de lo limitado de los recursos que el planeta tenía para ofrecer y abogaba por un principio que supo materializar en cada uno de sus inventos: hacer más con menos. Recursos y material de desecho podían reciclarse para crear productos valiosos, incrementando la eficiencia del proceso completo.
“Las cúpulas geodésicas fueron el invento que mayor difusión logró en el tiempo. Las patentes desarrolladas por Fuller para su construcción están dirigidas a los arquitectos, a los que les ofrece un método para hacer viviendas sostenibles capaces de generar su propia energía. Para Fuller cambiar la vivienda era una vía para cambiar la sociedad. Los domos geodésicos, en la versión difundida que conocemos hoy, son un ejemplo cabal de esta economía de recursos. Con poco material, se puede construir un espacio capaz de resguardar gran volumen”, explicó a Infobae Pablo Sierra que junto con Diego La Rocca son socios de Domos GLAM.
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La otra vertiente dice que su precursor fue Walther Bauersfeld, un físico e ingeniero alemán (nació en Berlín en 1879 y murió en 1959), que luego de la Primera Guerra Mundial diseñó la primera cúpula geodésica en 1923 para cubrir un planetario en los talleres de Carl Zeiss (industria de Alemania vinculada al rubro óptico) que se llamó La Maravilla de Jena, porque se hizo en esta ciudad ubicada en el estado de Turingia a 250 kilómetros de la capital germana. Muchos la consideran como la primera cúpula geodésica derivada de un icosaedro (que es un poliedro de veinte caras o triángulos equiláteros).
El domo geodésico básicamente es una esfera estructurada con triángulos. A medida que aumenta la la cantidad de triángulos contenidos en la esfera, aumenta la cantidad de barras de este polígono, que tiende a parecerse a una esfera. A la cantidad de triángulos de la esfera se la denomina “Frecuencia”. A medida que se requieren estructuras de mayor porte, se va aumentando la frecuencia.
Es una estructura espacial reticulada compuesta por barras y nudos que unidos entre sí forman un tejido sinérgico extremadamente resistente y liviano. Con estos elementos por lo general se montan entramados monocapas y cuando las dimensiones de diseño son muy grandes (más de 80 metros de diámetro) se usan dos mallas o capas paralelas externas y una malla interna conectiva.
Matías Konstandt, de Domos Argentina, comentó a Infobae que “se diseñan a partir de un poliedro denominado icosaedro. Proyectando las aristas de estos triángulos planos a una superficie esférica originamos triángulos equiláteros curvados”.
Cómo se construyen
Los domos se fabrican en acero, aluminio y madera por lo general, aunque pueden emplearse otros materiales. Y la cobertura es de PVC reforzado o lona y en los de madera se pueden revestir con placas de cemento o fenólicas.
La Rocca, amplió que su estructura “se hace habitualmente con caños, lona de PVC y tornillos. Lo bueno es que se fabrican con el 100% de productos nacionales”.
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Hay de varios tamaños y gran parte de su armado se hace previamente en fábrica y luego se coloca in situ, como otras viviendas del mercado de la construcción en seco.
“Según el tamaño, parten desde 11 metros cuadrados y llegan hasta más de 30 m2. Pero entre que se fabriquen y montaje sólo son 10 días, y colocarse demanda un día sólo. Se usan en zonas remotas ya que son muy fáciles de construir y tienen mucha resistencia a las inclemencias del tiempo, como ser fuertes vientos y gran carga de nieve. Desarmados casi no ocupan lugar. Por ejemplo en una camioneta se pueden llevar 2 domos de 43 m2″, añadió Konstandt.
Hay más de 20 modelos que se pueden fabricar en la Argentina, incluso domos de hasta 300 m2.
Múltiples usos y precios
Son muy funcionales y pueden emplearse para eventos, viveros, depósitos y el más conocido el Glamping que es una forma de hotelería de lujo.
También como vivienda donde se pueden conectar servicios de energía, gas y agua corriente. “Tranquilamente se pueden destinar para residir, de hecho se pueden levantar sobre platea de hormigón armado o deck de madera. Son muy resistentes”, aclaró Konstandt.
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Hay algunos ejemplos de domos que se edificaron para habitar sobre viviendas de una planta en Buenos Aires o en edificios ubicados en La Plata y Mendoza, entre otros ejemplos. Según los expertos, en un tiempo puede prosperar su uso que sale menos que edificar un dormitorio de hormigón en el último nivel de la propiedad.
Hay distintos valores, Sierra, dijo que “un domo de 32 m2 completo con piso, puerta, ventanas, cobertura interior e instalaciones cuesta $3.000.000 aproximadamente dependiendo de la calidad de los materiales. Se estima que es un tercio de una construcción convencional para mucho más volumen”.
Pero hay otros precios y metrajes, por ejemplo un domo de 16 m2, con 2,75 metros de alto y 4,50 metros de largo, sale desde $245.000 más IVA en adelante. Y uno de 27 m2, con 3,50 metros de alto y 5,80 metros de largo, arranca desde $339.000 más IVA.
La Rocca aclaró que “el montaje es simple. Dependiendo del tamaño, se necesita una escalera y dos llaves, o una grúa de gran porte y varios operarios”.
También pueden alquilarse, en ese caso el precio variará según donde se instalará y en qué condiciones haya que armarlos.
“La logística juega un rol preponderante. Pero se pueden alquilar entre $200.000 y $2.000.000, y también dependerá de cuantos días”, concluyó Sierra.
Por José Luis Cleri para INFOBAE
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