El Chocke está en la mente
Por Claudio Ferrer
Hace un tiempo contamos en éstas páginas la excelente gestión que realiza con la caza de la perdiz en España el Grupo Serbal. Cacé con ellos unos días y recientemente me devolvieron la visita, tal como habíamos acordado en 2019. Una recorrida en busca de perdices, palomas y patos por distintas provincias.
Mikel, Aitor y José, un trio con el que me he divertido como pocas veces en el ambiente cinegético. Como en muchos casos las conversaciones pasan por especies, calibres, modalidades y cosas por el estilo, que para bien o para mal no están reglamentadas y cada uno toma el camino que prefiere.
No hay un reglamento que indique por ejemplo a que distancia se debe disparar sobre un ciervo ni que calibre debe usarse. En mi opinión la distancia para el disparo debe ser la más corta posible, de esa manera uno caza, es decir se vencen todas las defensas naturales del ciervo, vista, oído y nariz, y a mi gusto es más divertido además de tener un disparo más seguro. Otros optan o prefieren hacer disparos largos, hasta de 500 o más metros; es una elección válida, pero a mi gusto es más tiro al blanco que cacería, además de aumentar las posibilidades de hacer un tiro no tan preciso.
Otra historia de nunca acabar es la elección del calibre, el reglamento según la provincia indica un mínimo de 6,5 mm y en otras de 7 mm, pero no habla de velocidades, pesos de la munición ni caída de la misma, he escuchado discusiones hasta el cansancio de que calibre es mejor para tal o cual cosa, mi pensamiento es que cada uno debe conocer y tiene la obligación de hacerlo, perfectamente el calibre de su elección, y esa elección debe depender de lo cómodo que le quede, ya sea por retroceso, peso, largo de caño o culata etc, pero lo más importante que debe saber es que el calibre no mata, solo lo hace la bala en el lugar correcto.
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Prueba de esto es la historia del célebre Karamojo Bell, celebre cazador de elefantes en el Africa de principios del siglo 20, el usaba un rifle calibre 7×57, algo que muchos hoy en día no valoran ni para un antílope y él mataba elefantes, la clave de su éxito saber dónde colocar la bala y hacerlo, creo recordar que lo hacía con el tiro al oído o a la última arruga de la tropa, 2 sitios sin hueso y acceso directo al cerebro. Leí muchos libros y artículos al respecto y nadie habla de velocidades, grains y cosas por el estilo.
Algo similar ocurre con el tiro al vuelo, algunos prefieren calibre 12, otros el 20 y otros el 410, unos usan munición 1, otros 5 y otros 9, no hay una fórmula precisa para esto y mucho tiene que ver la modalidad de tiro, o mejor dicho aún, la forma de tomar y levantar la escopeta, el tiempo de disparo, si es yuxtapuesta o superpuesta, si es culata inglesa o grip pistol, no todo le cae bien a todos y a veces cuesta mucho experimentar los suficiente para saber que se adapta más a nuestro estilo de tiro.
Hay un viejo dicho que dice, con la escopeta se apunta con el caño, pero se pega con la culata, y es real, no importan marca y precios, solo como nos cae a nosotros.
La caza en el centro de las miradas. Una nota del Libro del 80° Aniversario de AICACYP que no deberías dejar de leer.
Durante muchos años le hice caso a mi maestro y utilizaba una escopeta calibre 16 de un caño y cartuchos de con munición 5, creo que eran 28 gramos, hice todos los cambios posibles y nunca abatí mas del 35% de los cartuchos gastados, cambie 2 o 3 escopetas y siempre fue lo mismo hasta que recibí de regalo una Franchi Alsione 12/70 superpuesta y solo conseguí en esa primera vez cartuchos de 24 gramos con plomo 9, creí que eran un tanto flojos, pero salí al campo a estrenar mi escopeta y por primera vez en la vida pegué el 100% de los disparos efectuados, 11 cartuchos, 11 perdices, no podía creerlo, desde ahí jamás cambié la formula, aunque no repetí ese porcentaje.
Luego de ver varias veces las variantes, debí agregar que la culata me caía perfecto y tirando en forma instintiva como yo lo hago, la tenía encarada desde la cintura.
Si, yo encontré mi fórmula con el calibre 12, y munición muy liviana, pero esa es mi fórmula y puede no servirle a otro, lo ideal es probar, Mikel, por ejemplo, luego de años de usar calibre 12 encontró lo suyo en el calibre 20, José ha probado con ambos y funciona bastante bien con cualquiera, mientras que Aitor no quiere salir del 12.
Desde luego, ninguno pudo llegar al país con su escopeta, así que me puse en campaña para que amigos de aquí me prestaran las suyas, para los amigos del país vasco, todo funcionaba bien, faltaba saber cómo les caería a cada uno, así que probaríamos primero tirando palomas, donde se puede tirar bastante e ir tomándole la mano a cada arma.
Allí el que estuvo un poco más complicado fue Aitor, pegaba bien en el cruce y a las que se iban, pero le costaba acertar a las que venían de frente, las esperaba hasta tenerlas sobre la cabeza, había alguna complicación con la rotación de la cadera al tenerlas arriba y altas, pero puede observar que a último momento cerraba un ojo como para apuntar y allí fallaba, no entendía porque, ya que lo veía bien perfilado, así que le sugerí que no hiciera ese intento de apuntar, que tirara con los 2 ojos abiertos, que continuara por inercia el movimiento de subir el arma, lo intentó y felizmente le dio resultado, las palomas comenzaron a caer. José estaba con un problema similar, y lo atribuía a los chockes de la escopeta, lamentablemente no tenía la posibilidad de cambiarlos, y Mikel, jocosamente comentó “los chockes están en la mente”, que buen título para un artículo comenté y se rieron de mí, pero José comenzó a concentrarse más en los disparos y calcular mejor las distancias, creo que su mente le cambió los chockes y puso los que necesitaba.
Por lo dicho, puedo asegurar que no hay armas ni calibres malos, solo es necesario experimentar, probar y aprender que cosas se adaptan mejor a cada uno y no dejarse llevar por comentarios o experiencias ajenas, que quizás fueron muy buenos, pero no para nosotros.
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