El sufrimiento de los animales en cautiverio.
Informe de NatGeo en inglés, pero las imágenes son bastante elocuentes.
Los encuentros con animales salvajes cautivos son muy populares, gracias en parte a las redes sociales. Pero la investigación muestra que muchas criaturas llevan vidas tristes, señala la autora de la nota, Natasha Daly.
Según la nota, “El turismo de vida silvestre no es nuevo, pero las redes sociales están incendiando la industria pues las actividades que antes se publicaban, principalmente en las guías, ahora se comparten instantáneamente con multitudes de personas a través de mochileros que toman selfies de nadar con delfines, encuentros con tigres, paseos en elefantes y más, viajeros en autobuses turísticos e “influenciadores” de las redes sociales”.
En la nota cita varios ejemplos como el de los aproximadamente 3,800 elefantes cautivos en Tailandia y miles más en todo el sudeste asiático, “que actuarán en espectáculos hasta que tenga unos 10 años. Después de eso, se convertirá en un elefante a caballo. Los turistas se sentarán en un banco amarrado a sus espaldas y ellos darán varias vueltas por día y cuando estén demasiado viejos o enfermos para dar paseos, tal vez a los 55, tal vez a los 75, morirán. Si tienen suerte, se jubilarán unos años antes, pero pasarán la mayor parte de su vida en una cadena en un puesto.
Osos amordazados y encadenados en el Circo de San Petersburgo, que para hacer que sean lo suficientemente fuertes como para caminar sobre dos piernas, los entrenadores pueden mantenerlos de pie, atados por el cuello a la pared; monos entrenados para andar en triciclo, tirar una pelota de basquet o girar una sombrilla, y que después de los shows, son devueltos a jaulas metálicas de aproximadamente tres por tres;
Para la autora, “la industria del turismo de vida silvestre satisface el amor de las personas por los animales, pero a menudo busca maximizar los beneficios mediante la explotación de los animales desde el nacimiento hasta la muerte. La economía de la industria depende en gran medida de que las personas crean que los animales que pagan por ver, montar o alimentar también se están divirtiendo” y agrega “Tiene éxito en parte porque los turistas, en entornos desconocidos y ansiosos por tener una experiencia positiva, por lo general no consideran la posibilidad de que estén ayudando a lastimar a los animales. Las redes sociales se suman a la confusión: los respaldos innecesarios de amigos y creadores de tendencias legitiman las atracciones antes de que un viajero se acerque a un animal”
La nota prosigue abundando en ejemplos por lo que recomendamos leerla completa desde el sitio de NATGEO
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