La cultura, un patrimonio para explotar en la industria de turismo latino.
El turismo cultural se ha convertido en una importante fuente de ingresos para los países latinoamericanos. Los viajeros llegan buscando experiencias auténticas.
En la actualidad el turismo ya no es un producto de lujo reservado sólo a las personas con tiempo libre y recursos económicos, sino que es reconocido como una necesidad e, incluso, como un derecho que contribuye, a su vez, al desarrollo de los países y regiones. La vinculación entre cultura y turismo ha tenido como resultado el denominado turismo cultural, en el que el conocimiento de monumentos y sitios históricos, se conjuga con la inmersión en la historia natural y cultural, y con el conocimiento de las artes, de la filosofía y del modo de vida de los distintos pueblos.
Tanto la oferta, como la demanda de turismo cultural han evolucionando en las últimas décadas. La Organización Mundial del Turismo, estima que el turismo cultural representa cerca del 37 % del total del sector turístico y que va a tener unos crecimientos anuales de en torno al 15 %.
Entre las razones que explican el aumento de la demanda de turismo cultural, podemos destacar algunas:
- Mayores niveles de educación a nivel mundial, que provocan un aumento general del interés por la cultura.
- Envejecimiento de la población (principalmente en Europa y Norteamérica), que genera mayor demanda de productos y experiencias culturales.
- Nuevos flujos turísticos de mercados emergentes (como China, Rusia o India) que quieren ver los principales recursos culturales de los destinos que visitan.
- Desarrollo de industrias culturales y un crecimiento en la oferta de actividades y recursos culturales.
- Proyectos de regeneración urbanística que han convertido edificios antiguos (antes sin uso turístico) en centros y espacios culturales.
- Auge de internet que ha facilitado el consumo de turismo cultural.
- Mayor promoción por parte de las grandes instituciones culturales, que antes veían su rol limitado solo a la conservación del patrimonio y ahora ven en la difusión y la explotación turística, una de sus principales obligaciones.
El turismo cultural contribuye al desarrollo económico de un destino, pero también a la integración social y al acercamiento entre los diferentes pueblos. La otra gran ventaja que tiene el turismo cultural es su falta de estacionalidad ya que se desarrolla a lo largo de todo el año. Esto fomenta que el empleo asociado al turismo cultural sea más estable que en otros segmentos.
Pero el desarrollo turístico de estos recursos patrimoniales e históricos, se tiene que hacer de una forma planificada, responsable y controlada, para no poner en peligro el futuro de los recursos disponibles. En definitiva, es fundamental desarrollar una gestión sostenible del turismo cultural.
En general, los turistas culturales se destacan por las siguientes características:
- Son gente educada y formada (muchos de ellos con educación superior).
- Cubren todos los segmentos de edad.
- Suelen tener un alto gasto turístico.
- Están interesados en productos turísticos como la gastronomía y las compras.
- Se sienten preocupados por el medio ambiente.
- Aprecian las diferencias culturales entre países.
- Viajan de manera frecuente.
- Son clientes exigentes que buscan calidad y comodidad.
- Demuestran interés por conocer a la población local y su forma de vida.
Muchos turistas (sobre todos los jóvenes, los denominados Millennials) quieren que la experiencia cultural sea mucho más interactiva, pudiendo participar de forma activa. No quieren ser simples espectadores cuando viajan, sino protagonistas de su propia experiencia cultural. Para ello, muchos turistas tienen interés en aprender danzas locales, gastronomía, artesanía o deportes autóctonos, que les aporten una experiencia vital, relacionada directamente con el lugar que visitan.
Los museos se vuelven más interactivos, programando actividades y talleres para adultos que les permitan “aprender” y “experimentar” la cultura, de una forma diferente y más lúdica.
En la última década han crecido mucho los viajes “city break”, escapadas cortas de 2-3 días para conocer una ciudad y con la cultura como una de sus principales actividades.
Mucha oferta cultural nueva está hoy más relacionada con la cultura contemporánea (diseño, arquitectura, gastronomía o diversidad cultural), que con el patrimonio histórico artístico.
El uso de las nuevas tecnológicas puede cambiar radicalmente la experiencia de los productos culturales. Elementos como las pantallas táctiles, el envío de mensajes basados en geo posicionamiento (a través de beacons), la realidad virtual, los hologramas o el uso de robots, pueden transformar la forma en que consumimos cultura.
Fuente: Travel2LATAM
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