El Pescador de imágenes
- Podríamos presentarlo diciendo que Sindo es un enamorado de la pesca y la fotografía y a continuación hacer un desarrollo lineal sobre la forma en que el destino fue poniéndolo en contacto con ambas disciplinas pero eso no sería justo. No estaríamos iluminando correctamente a su figura.
- Sindo, es una masa de energía al servicio de sus pasiones. Construyó su vida tomando siempre aquellas decisiones que le permitirían hacer lo que pretendía y no fue conformista. Así pasó de sus lances infantiles con las chanchitas en los lagos de Palermo y la asistencia a su padre, pescador de la costanera, encarnando con lombrices un artesanal espinel que era reboleado con solvencia a convertirse en un destacado flycaster en la Patagonia.
18 de agosto de 2016. Sindo no salteó etapas. Le dedicó todo lo necesario a cada una de las modalidades hasta dominarlas con maestría; desde el spinning en busca de tarariras – debutando con su primer Jitterbug – en la laguna Vitel; el trolling con el que obtuvo en septiembre de 1982, en Itabaté, el 1er. record mundial de dorado con un ejemplar de 22.1 kg y el Flycasting, su gran pasión desde hace muchísimos años, desde que le diera su primera trucha en el Río Grande y luego la de mayor porte a la fecha, 8,7 kg. con mosca Platinum Blonde. Sin dejar de mencionar el pejerrey y la lisa que le insumieron muchos años de aprendizaje y salidas a casi todas las lagunas de la Provincia de Buenos Aires.
Por supuesto que el mar supo de sus primeros lances juveniles, un ámbito que abandonó muy rápidamente y al que últimamente volvió aunque por otras latitudes y de la mano del fly.
Sindo tiene mucha agua encima, vivió toda una vida con cada una de estas modalidades, les ha dedicado mucho tiempo y pasión, un sentimiento que se realimentaba durante sus charlas en el barcito frente a El Muelle, negocio del rubro en el que se juntaba con amigos o en lo de Alvarito Pesca con Daniel Colnaghi y otros destacados pescadores, así como con sus amigos y referentes tanto en reuniones sociales como en los ámbitos en que estaba efectuando sus lances.
Sindo tiene una inconmensurable cantidad de horas practicando y hablando de pesca. Esa sana obsesión lo llevó a encarar (después de muchos intentos frustrados) a Roberto Zapico Antuña – máximo referente de la pesca en la Argentina por las décadas del 60/70 – y pedirle ayuda para que lo contactara y abriera las puertas en la Cabaña Don Julián, de Paso de la Patria. Cosa que hizo y derivó, 15 años después, en el dorado de 22.1 kg , récord homologado en la modalidad trolling por la I.G.F.A.
Una vez más Sindo da muestras de la estimulante energía que este deporte le produce al ser el primero en lograr la homologación de la captura del dorado por parte de esa prestigiosa institución internacional.
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Y esa pasión y energía parecieran no agotarse con el tiempo sino multiplicarse, ya que siempre está pensando en nuevos desafíos y así como se fue a Alaska a pescar salmón ahora quiere volver a Los Roques, Venezuela donde el Bonfish y el Baby Tarpon lo atraparon tanto como las truchas en su querida Patagonia. Pero, Sindo se interesa por los peces y sus técnicas de captura tanto como por los ámbitos donde éstos habitan por eso, dentro de sus planes inmediatos, está siempre el volver, sea al río Limay Medio por las migratorias o al río Malleo, con sus truchas tomando mosca seca o ir por el dorado al río Paraná, sin olvidarse del río Dorado, en medio de la Yunga salteña. Precisamente, a este ámbito quiere ir para interactuar, observar, disfrutar y capturar fotográficamente. Se pesque o no, asegura que estar allí es una experiencia increíble que provoca un indescriptible placer sensorial.
Y esta afirmación es la que nos lleva a su otra gran pasión, la que no sólo le dio los recursos económicos para poder disfrutar de la pesca sino que le permite, además, documentar sus salidas y disfrutar de la captura de los asombrosos escenarios naturales donde pesca. La pesca y la fotografía le han dado a Sindo una gran obsesión por el detalle, han perfeccionado su capacidad de observación, le han permitido aprender mirando, construyendo la mecánica de los movimientos. Apreciando lo esencial para destacarlo y lo irrelevante para minimizarlo o anularlo. Son éstas, precisamente, las características que le permitieron triunfar en su profesión con gran rapidez.
Tuvo el privilegio de comenzar en el estudio de su primo Alejandro Castro, un destacado fotógrafo publicitario, devenido luego en cineasta publicitario por donde pasaron Luis Puenzo y Rubén Maril entre otros talentosos profesionales del momento. Allí comenzó de chico como cadete mientras cursaba el secundario y muy pronto se ganó la promoción a asistente. Fue entonces cuando descubrió su vocación y dio de baja la posibilidad de graduarse en cualquier carrera convencional. Las luces, los fierros y las modelos fueron una tentación irresistible. Era además la mágica década del 60´, la década de la contracultura, de los Beatles, Richard Avedon, los Rolling Stones, Andy Warhol, la Nouvelle Vague, Blow Up, André Courréges, Twiggy, los hippies, happenings y el Di Tella, entre otros tantos íconos de la época.
El frenesí cultural era desbordante y en medio de esa ebullición surge Sindo, absorbiendo los conceptos artísticos de su primo Alejandro y los conocimientos técnicos a través del socio de su primo, Naum Spoliansky, otro destacado fotógrafo y cineasta. Ese caldero de conocimientos y su capacidad de aprendizaje hacen de él, muy rápidamente, un destacado fotógrafo. Aunque su juventud le jugaba en contra, en una época en la que se privilegiaba la trayectoria – siempre cuenta que por esa razón Juan Carlos Colonnese, un destacadísimo publicitario, se resistía a darle trabajo por ser tan joven, hasta que con los hechos demostró su valía – llegó el momento de la independencia y abrió su propio lugar a pocos metros del estudio de su primo, en Libertad 434 primer S.Suelo of. 5, desde allí hasta el estudio que tuvo en el Pasaje de La Piedad y que vendió hace algunos años, no paró de trabajar para las más grandes agencias nacionales y multinacionales de nuestro mercado.
Fotopaisajismo. Una nota de Daniel Rivademar para Revista Aire Libre
Tuvo la suerte de haber interactuado con los más importantes profesionales argentinos durante 5 décadas y ganado premios nacionales e internacionales. Para la época en que los clientes mantenían una relación de gran fidelidad con los fotógrafos, él trabajó a destajo para Quilmes, Topper, Sedal , Citroen, Nike y Molinos, entre otras grandes marcas. A su vez JWT, McCann, Ortíz Scopesi / Ogilvy & Mather, Casares Grey, Solanas, Ayer Vázquez y Soares Gache, fueron algunas de las tantas agencias con las que mantuvo mayor flujo de trabajo.
Hoy ya sólo hace aquellos trabajos fotográficos, que le generan placer y no lo someten a injustificadas presiones contra el tiempo – junto a su mujer Marcela Lovegrove, reconocida food stylist y compañera también en sus excursiones de pesca – . Ese mismo estado de ánimo lo invade cuando alterna la toma fotográfica con el lance piscatorio. Su firme y sutil grip se adapta fácilmente de la cámara a la caña, condición que le valió el mote de “pescador de imágenes” y tuvo su bautismo con el primer calendario de imágenes de lugares de pesca, que produjo como pieza promocional, con la asistencia de Juan Carlos López en diseño y Chacho Parodi en redacción, quien fuera el creador del nombre que hoy ya es parte de su identidad.
Dentro de sus pendientes está el libro de imágenes, por el que todos le preguntan y para el que sigue acumulando material y lo que no es poco, sumando a un nuevo y atractivo sujeto fotográfico: el mar.
Él mismo nos dice: “A la fotografía le dedico su tiempo ¡mucho tiempo! Ese es el secreto. De la misma forma en que busco una trucha que esté subiendo, me intereso por las imágenes que veo. Mi cabeza es una máquina de procesar imágenes y situaciones que van apareciendo. A lo largo de mis jornadas de pesca, llevo una cámara en mi waders y otra más importante en mi mochila. Las dos listas para captar lo que veo. Cuando se presenta uno de esos atardeceres soñados, no dudo en dejar de pescar. Incluso muchas veces no se trata de una ligera interrupción en mi actividad piscatoria; si la escena me gusta pero me parece que le hace falta un pescador como para cerrar la imagen y estoy solo en el río (para que tengas una idea de mi pasión por la fotografía) abandono la pesca y sin dudarlo armo el trípode y me pongo de modelo. En definitiva, el río está lleno de truchas el día entero pero de esos atardeceres fotográficos, no.-”
Sindo es un ser humano especial y un ejemplo de vida, dueño de una gran energía y tremenda vitalidad, que se preocupa por conservar –entrena asiduamente y ha corrido varias maratones y muchas más media maratones – con un solo objetivo, seguir alimentando a sus dos grandes pasiones, seguir fotografiando y pescando por mucho tiempo más.
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