Encendiendo la llama
La columna de Andrés Verde en el número 22 de Revista Aire Libre.
Nuestros antepasados, en algún momento de la historia de la humanidad fueron arqueros. Sean cuáles fueran nuestras raíces, algún ancestro utilizó el arco y la flecha para sobrevivir, ya sea cazando o combatiendo. Quienes pudieron alimentarse y defenderse, pudieron procrearse; y es por ello que el arco intervino de alguna forma en la selección natural de nuestra especie. Esa carga genética todavía permanece en los humanos, manifestándose en muchos de nosotros, haciendo que algunos desesperemos por tirar al ver un arco y una flecha en acción.
Todavía recuerdo vivamente mis primeros contactos con arcos y flechas, y el placer que me producía usarlos. Mi primer recuerdo es con un arco de juguete, de plástico y con flechas de ventosa, a los tres años de edad. Ya a los seis mi padre me fabricó uno con una rama y un hilo, donde las flechas también eran ramas de dudosa rectitud, con las que intentaba acertar a las gallinas a escondidas de los mayores.
Posteriormente los 8 años me regalaron un arco de madera y flechas de madera, que usé hasta que la fatiga de los materiales determinó su fin. La llama ya estaba encendida…
Mirá también: la arquería cada vez con más adeptos
Mucho después siendo padre, pensé que sería maravilloso poder compartir la actividad con ellos, por eso intenté un proceso de acercamiento al arco y la flecha, que sea natural y placentero, sin obligaciones ni ansiedad; para que si hubiese inquietud en ellos, la llama se encendiera espontáneamente y pudieran disfrutar del tiro con arco como yo lo hice.
Las premisas que tuve en cuenta y que comparto con los lectores fueron las siguientes:
- Esperar a que cumplan tres años, para asegurar el desarrollo del sistema nervioso para una motricidad fina en las manos.
- Tener en cuenta que la lateralidad no está definida hasta después de los cinco años.
- Sólo hacerlos tirar si ellos tienen la el deseo y lo manifiestan.
- Progresión en el aprendizaje, fijando consignas realizables por ellos y festejando los logros.
- Explicarles que es posible equivocarse y que podrían intentar todas las veces necesarias, ya que es parte del proceso de aprendizaje.
- Utilizar equipos livianos, para que no haya esfuerzo innecesario.
- Que siempre sea divertido y placentero para ellos.
De esta forma, fuimos evolucionando por tres etapas de tiro, básicamente, desde los tres hasta los seis años y en adelante:
- Yo sostenía y orientaba el arco mientras mi hijo/a, la cuerda.
- Mi hijo/a sostenía el arco y cuerda, después de que yo le colocara la flecha. Con mi asistencia para apuntar.
- Mi hijo/a realiza las etapas de tiro independientemente, bajo mi supervisión.
Todas estas etapas fueron orientadas intentando lograr distancia poco a poco sobre el pasto, sin paraflechas ni diana inicialmente. Habiendo logrado pasar los 40m, y habiendo disfrutado del vuelo de muchas flechas, recién pasamos al tiro a objetos puntuales y divertidos, como por ejemplo globos. Es aquí donde fue importante revisar la lateralidad de ojos y respetar su dominancia izquierda o derecha, para asegurar un fácil y placentero apuntado, sin complicaciones. En nuestro caso, resultó que ambos tienen ojo dominante izquierdo, por lo que se están desarrollando como arqueros zurdos actualmente.
Mirá también: el día de la arquera
En el caso de que algún lector quiera iniciar a su hijo/a en la actividad, le recomiendo que lo plantee como juego hasta los 8 años, con arcos de juguete inicialmente. Luego debería contactar a un instructor o escuela que acepte chicos.
Es importante tener en cuenta que cualquier arco y flecha requieren de ciertas normas de seguridad y supervisión adulta, aún los de juguete. Y que aún comenzando a los 15 años se puede alcanzar nivel olímpico con trabajo arduo e inteligente, por eso no hay apuro en comenzar ni en forzar etapas.
La sonrisa de los chicos al ver volar sus primeras flechas no tiene precio. La alegría de un padre al descubrir una pasión compartida con sus hijos, tampoco.
(*) Kinesiólogo Fisiatra (UBA) dedicado a la enseñanza del tiro con arco desde 1998. Entrenador WA Nivel II, y Entrenador Nacional AATA. Campeón Argentino (Longbow) en 14 oportunidades. Actualmente con un record de 85 primeros puestos en torneos, desde 1993. www.arcosur.com
Impactos: 310