La Policía Municipal ya se está entrenando para usarlas.
El cuerpo se equipará con una partida inicial de 150 dispositivos.
Las nuevas pistolas táser con las que el Ayuntamiento de Madrid armará a la Policía Municipal para inmovilizar a los delincuentes ya están en periodo de prueba. Por ahora, solo hay cuatro, pero no tardarán mucho en recibir los 150 dispositivos que ha comprado el Consistorio por unos 500.000 euros y que podrían ser la varita mágica que salve a los agentes de situaciones de riesgo.
«Es un pellizco», bromean varios policías, que han probado la descarga en sus propias carnes, en el Centro Integral de Formación de Seguridad y Emergencias (CIFSE), donde ya han comenzado los cursos de formación. «Todos tus músculos se contraen, te quedas rígido y caes», explican, e insisten en que no entraña riesgos, ya que la parálisis apenas dura cinco segundos. «Más que un arma, es un simple dispositivo», señala la subinspectora de la Escuela de Policía del centro, Inmaculada Fernández, que espera entrenar a más de 500 alumnos en un año.
«¡Táser! ¡Táser!», grita Roberto García, uno de los veinte instructores de la Policía Municipal ya calificados para manejar la pistola, antes de apretar el gatillo. Sendos dardos salen disparados —los polos positivo y negativo, para cerrar el circuito— contra un compañero, protegido con un traje. Representan una escena callejera para enseñar a ocho agentes, de los 150 que forman la unidad de Latina, a utilizar el dispositivo. El objetivo es «abordar por la espalda» —y evitar la cabeza, el pecho y los genitales—, donde los músculos son más grandes y la «incapacitación muscular es más efectiva», arguye.
Cada descarga de las táser T-7 (el último modelo), de 22 pulsos por segundo, paraliza al sujeto durante cinco segundos, tiempo suficiente para conseguir lo que en el argot llaman «ventana de oportunidad», en la que aprovechar para arrestar al individuo. «Es una herramienta más para gestionar intervenciones muy complejas de una manera menos lesiva y más segura», detalla otro monitor, Miguel Verdú. Y los alumnos presentes coinciden: «En situaciones complicadas nos ayuda a reducir sin peligro».
Fuente: ABC
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