Kalani Lattanzi es un tipo que se dedica a surfear olas grandes sin tabla de surf.
El bodysurfing es una variante del surf que consiste en surfear las olas con el propio cuerpo. Sin tabla de surf ni de bodyboard. Lo que todo el mundo ha intentado alguna vez en la playa, vaya…
Pues el brasileño Kalani Lattanzi es un profesional de esta modalidad. A sus 23 años, no se corta un pelo en meterse en las olas más grandes únicamente con sus aletas y su propio cuerpo… y a surfear.
Él considera que es la manera más natural de barrenar una ola. Y así se lanza a por Nazaré, la ola más grande del mundo (aunque no en las condiciones más épicas, ya que considera que el límite de este deporte está en los 6-7 metros).
La mayoría piensa que enfrentarte así a una ola gigantesca es peligroso pero Lattanzi no lo cree. “Me siento mucho más seguro simplemente con mi cuerpo en vez de con una tabla de surf. La tabla te puede golpear en la cabeza. Cuando hago bodysurf me siento seguro. Uso aletas, lo que te da mucha potencia para moverte”, dice.
¿Cómo es la técnica?
En teoría el bodysurf es simple. Dejar que llegue la ola y te arrastre. Sólo que Lattanzi lo hace con una gran precisión y se desliza por la ola como si fuese una tabla de surf humana. La ola no es quien domina, sino él.
La idea es emplear el cuerpo para alcanzar la mayor velocidad posible. Lattanzi extiende sus brazos y el pecho para formar “una línea de flotación”. Luego controla la dirección cambiando su equilibrio hacia derecha e izquierda, hacia adelante y hacia atrás.
“Si voy a la derecha lidero con mi brazo derecho. Si voy a la izquierda lo hago con ese brazo. Dentro de la ola empleo mi espalda y el torso para dirigir la dirección en la que voy. Si la ola es más blanda empleo sobre todo el pecho”, explica Lattanzi. A veces usa una especie de mini tabla de surf que va en su mano, como si fuera una pala.
Uno de los mayores retos es la sincronización y la posición. No es fácil para Lattanzi ponerse en el hombro de la ola. “A veces te vas a caer de cabeza, ¡pero es el mejor entrenamiento!”, dice.
Una de las características más admirables de Lattanzi es su dedicación, ya que enfrentarse a las grandes olas también requiere paciencia. “La vez que más tiempo he estado metido en el agua fue en Nazaré. Estuve cuatro horas para pillar tres olas, una de las cuales fue la mayor que he visto nunca”, recuerda.
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