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Guanacos, campos de lava y cráteres oscuros cautivan a los viajeros que se animan a recorrer sus rutas poco conocidas.
10 de junio de 2025. A unos 90 kilómetros de la ciudad de Malargüe, en el sur mendocino, se esconde un paraíso volcánico tan desconocido como impactante: La Payunia. Este rincón de la ecorregión patagónica, de 665 mil hectáreas, alberga uno de los circuitos turísticos más sorprendentes del país, donde el suelo parece de otro mundo y los caminos se abren paso entre lava solidificada, cráteres apagados y vastas pampas negras.
Aunque parezca increíble, en este suelo árido conviven más de 800 conos volcánicos, algunos con nieve, otros con lagunitas ocultas, y todos con un valor geológico inmenso. Recorrer este circuito es vivir una aventura visual y sensorial, donde se mezclan el negro intenso del suelo con los ocres de las jarillas, los grises de la ceniza y el azul limpio del cielo cuyano.
Un parque volcánico único en el mundo
La Payunia es una reserva natural protegida ubicada en los distritos de Río Grande, Agua Escondida y Río Barrancas. Es uno de los lugares con mayor densidad de volcanes del planeta: hay, en promedio, 10,6 por cada 100 kilómetros cuadrados. Por su belleza cruda e inmensidad, ya fue propuesta como candidata a Patrimonio Natural de la Humanidad ante la Unesco.
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El circuito turístico permite adentrarse en un paisaje que parece lunar. Desde la caldera del Payún Matrú, que mide 9 kilómetros de diámetro, hasta los campos de bombas volcánicas —formaciones circulares de roca fundida— todo es parte de un escenario natural que no fue erosionado con el tiempo, lo que lo convierte en una cápsula geológica viviente, de acuerdo a la información del sitio web del Gobierno de Mendoza.
Caminos de lava, pampas negras y cráteres dormidos
Entre los hitos más destacados del recorrido se encuentra el Payún Liso, de 3.780 metros, que en invierno guarda hielo en su cráter y en primavera refleja el cielo en una pequeña laguna. Más al sur aparece el volcán Santa María, responsable de una colada de lava de más de 17 kilómetros. A sus pies se extiende la zona llamada “Pampas Negras”, un desierto de lapillis —roca volcánica fragmentada y oscura— que cubre todo a su paso.

En algunos sectores, como el llamado “Campo de Bombas”, las piedras redondas dispersas por el terreno cuentan la historia de antiguas explosiones volcánicas. Son las huellas de un mundo en constante transformación, moldeado por el fuego y el tiempo.
Fauna salvaje y vida en el desierto
Aunque el paisaje parezca inhóspito, la Payunia rebosa de vida. Es el hogar de una de las poblaciones de guanacos más grandes de Argentina, con más de 14.000 individuos. También habitan el área zorros, pumas, liebres maras, aves como el choique (ñandú), calandrias, y hasta reptiles endémicos como el lagarto cola de piche.
La vegetación, adaptada al clima seco, incluye jarillas, pichanillas, cactus y arbustos resistentes al viento y a la aridez. Algunas plantas incluso siguen siendo utilizadas por los pobladores locales con fines medicinales o artesanales.

Datos clave para visitar el circuito volcánico
- Ubicación: Departamento de Malargüe, Mendoza (a 90 km de la ciudad de Malargüe y 570 km de la capital provincial).
- Cantidad de volcanes: más de 800 conos volcánicos.
- Superficie: 665.682 hectáreas.
- Altitud: de 1.700 m a 3.780 m (Volcán Payún Liso).
- Ecorregión: estepa patagónica.
- Fauna destacada: guanacos, pumas, choiques, zorros, reptiles endémicos.
- Cómo visitarlo: recomendado con guía autorizado desde Malargüe en vehículo 4×4.
- Interés científico: paisaje volcánico joven, bien conservado, con importancia geológica, biológica y arqueológica.
CLARIN
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